Había una vez en un reino una pequeña princesa que era muy valiente y
todos la admiraban, porque no le tenía miedo a nada y actuaba muy segura en
situaciones difíciles para una niña. Un día se corrió la voz que había llegado
un dragón y se comía los corderos de los rebaños y hasta habían encontrado
algunos perros muertos. En el reino estaban muy
preocupados por esta situación.
El rey había alertado a sus guardias y todos
estaban preparados para protegerse. El rey tenía prohibido que la princesita
saliera del castillo, pero ella desobedeciendo las órdenes del rey se alejo del
castillo y fue a buscar al dragón. Lo encontró cerca de un río, estaba dormido, ella caminó muy despacio y
en silencio para no despertarlo y le dijo al oído; Yo se que tu no eres malo y
no quieres hacernos daño pero necesitas alimentarte, nosotros en el reino somos
gente tranquila y creo que nadie ganaría nada si nos atacaras, habría muchas
muertes y tendrías que irte después de arrasar con todos. Si tú buscas tus
alimentos sin hacernos daños seríamos amigos y yo te prometo que nadie te
molestaría. El dragón se despertó lanzó un rugido y una llamarada de fuego
salió por sus narices la princesita no se movió estaba al lado de sus orejas y
él no la veía. El dragón preguntó quién me
estaba hablando al oído? Yo dijo la princesita y se puso delante de sus ojos,
el dragón la vio y laz miró por un momento con atención. Quién eres? Preguntó
el dragón? Solo un ser que quiere ser tu amiga y protegerte si tu no nos haces
daño. Protegerme a mí dijo el dragón, si dijo la princesita todo ser en algún
momento necesita un amigo y protección, porque en la vida no estamos solos
necesitamos a los demás tanto como ellos nos necesitan a nosotros; si tu eres
mi amigo yo se los diré a todos y todos te querrán y te respetaran como yo, porque sabrán que tu
no vas a hacerles daño. El dragón no era malo y sabía alimentarse sin tener que
estar matando a todo el que saliera a su paso. Le agradaba la princesita y le
gustaría ser su amigo: Así que le dijo que estaba de
acuerdo siempre que en algunas ocasiones le regalaran un cordero y nadie lo
molestara. La princesita se acerco y le acarició una oreja y le dijo eres bueno
yo seré tu amiga y te cuidare. En el reino al saber esto se pusieron muy contentos, no serían muertos
ni arrasados por el dragón y sería su amigo gracias a la valentía e inteligencia de la princesita
que al ofrecerle su amistad lo había conquistado.
08*Febrero*2013
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