domingo, diciembre 02, 2012

El Príncipe Del Desierto



Este era un príncipe que le gustaba mucho viajar sobre todo por mar, como vivía en el desierto el mar lo encantaba se quedaba horas mirando las olas ese movimiento incesante que le trasmitía fuerzas y lo hacía soñar. Viajaba en un barco de incógnito y al llegar al primer puerto, desembarcó, buscó hospedaje y se vistió con todas sus galas; estaba invitado por un rey a su castillo.

El rey pretendía casar a su hija y como había conocido  al príncipe que lo había atendido regiamente en su Palacio; creía que sería una buena oportunidad para su hija la princesa de conocerlo. El príncipe fue muy bien recibido se le hicieron los honores con un banquete y un baile el primer día y después estaban preparadas otras actividades para su estadía en el castillo. La princesa al conocerlo lo encontró  muy buen mozo, pero su vestimenta sus costumbres le llamaron la atención; ella había estudiado y pedido información a cerca de la vida  en el desierto y no le agradaba su forma y costumbres tan distintas a las suyas, a todo lo que le habían enseñado y conocido; le atraía el príncipe, pero no quería casarse con él. El príncipe al verla la encontró muy hermosa y realmente lo era; delicada, un cabello largo y sedoso sus ojos llenos de luz y una figura elegante que la hacía verse maravillosa.


El pidió su mano, el rey se la concedió, pero la princesa  se negó a dar su consentimiento, padre le dijo: Yo en ese país moriría de tristeza sus costumbres no me agradan, él no tiene una sola esposa, tiene un harén y yo no quiero compartir a mi esposo con nadie y vivir junto a otras princesas; sus comidas, su idioma, su forma de vestir no lo soportaría. Padre, yo no me caso con él. El rey habló con el príncipe y le dijo lo que pensaba la princesa.
El príncipe estaba totalmente enamorado de ella y le dijo al rey que lo dejara hablar con la princesa para intentar convencerla  que sería feliz con él en su país.
La princesa mirando a los ojos al príncipe le dijo lo mismo que le había dicho a su padre. El príncipe suplicó, rogó, le ofreció darle todo lo que le pidiera, pero la princesa no accedió a casarse con él. El príncipe se fue muy triste, volvió a su país a su palacio y a pesar de ver y conocer a muchas princesas no podía olvidar a aquella que lo había rechazado. Después de un tiempo escribió una carta al rey.

Después de los saludos correspondientes: decía así:
Mi vida se ha quedado con la princesa
Su corazón ha dejado cautivo al mío
     Y no puedo vivir sin ella
La luz de sus ojos deslumbró los míos
Y no dejo al mirar de verla solo a ella
Mi razón de ser, mi vida es ella
Y si no la tengo a mi lado
Todo lo que he hecho no es nada
La quiero junto a mí para siempre.
Vuelvo a pedirle su mano.
Se despide su amigo.
Ameb  Hassan Abelleur
Príncipe del Desierto.

El rey recibió la carta y la contestó inmediatamente. La princesa se había casado con un rey amigo y vecino suyo y se habían ido a su castillo no la había visto desde el día de la boda. Se despedía afectuosamente y lo invitaba a pasar unos días con él. El príncipe no contestó la carta, preparó su viaje y partió al castillo del rey donde fue muy bien recibido, pero sorprendido el rey por la rapidez que el príncipe había aceptado la invitación. El príncipe le manifestó su deseo de ver a la princesa y si ella era feliz no volvería a verla. El rey en ese momento no podía acompañarlo, pero iría una escolta con unos guardias para llevarlo al castillo donde estaba la princesa. Y  al llegar el príncipe al castillo pide ver a la princesa  y uno de los guardias entrega la carta para el rey. Se presenta una joven muy bella su cabello rubio dorado, sus ojos azules y tan hermosa siendo aún una niña, Ella pregunta ¿quién desea verme?  El príncipe del desierto hace una reverencia y dice yo deseo ver a la princesa. La joven interrumpe, Yo soy la princesa del castillo el rey es mi padre. El príncipe se da cuenta de su equivocación y dice perdón, deseo ver a la reina en esos momentos entran el rey y la reina que lo mira sorprendida, el rey saluda al príncipe y le dice que ha leído la carta que le envió su amigo el rey y que es bien venido. La reina le dice: que ella pensaba que no volvería a verlo. El príncipe responde: el agrado que sentí al conocer este país y su gente me ha hecho volver a visitarlos e invitarlos para que conozcan mi país y la gente que vive y como vive en el desierto. El rey agradece la invitación y la reina comenta será interesante verlo. Mientras tanto la princesa no deja de mirar al príncipe y este se siente totalmente presionado por sus ojos tan azules como el cielo del desierto, azul sol y arena; esta joven es muy hermosa y siente que ella esta muy interesada en conocerlo. El príncipe tiene pocas oportunidades de hablar con la reina, pero la princesa no lo deja solo un momento, ella es entretenida, inquieta, quiere saber y conocerlo todo y descubrir ese mundo maravilloso con el que sueña. El príncipe le habla de su país y ella solo desea conocerlo. El rey la ve tan interesada en el príncipe que habla con la reina, ella le dice que su padre lo conoce estuvo en su palacio y que es muy importante siendo tan joven, si la princesa esta interesada en él debe aprender y conocer su forma de vida y sus costumbres que son muy distintas a las nuestras. El rey quedó de conversar con su hija. Pocos días antes de irse el príncipe habla con la reina le dice: que viene a buscarla que no puede vivir sin ella y solo desea saber si es feliz, él se alejará para siempre. La reina le contesta: que sigue pensando igual: se sentía atraída por él, pero no tenía la fuerza, el valor o el amor suficiente para cambiar todo lo que había aprendido y conocido por una vida tan distinta. Ella es feliz y puede irse tranquilo además la princesa esta muy interesada en él, si sus intenciones no son pedirla en matrimonio no la ilusione, no la haga sufrir ella es muy joven, osada y le gusta la aventura además sueña con un mundo maravilloso; la princesa no solo es querida por su padre yo también la quiero. El príncipe le contesta no estoy interesado en casarme con la princesa y no voy a hacer nada para ilusionarla, pero mi invitación la sigo manteniendo y será para mí un agrado atenderlos. El último día hubo un banquete y baile de despedida. El príncipe bailó con la reina, pero la princesa lo acaparo toda la noche, él bailaba muy bien, pero la princesa aún mejor. Todos estuvieron de acuerdo que formaban una linda pareja.

                                                                                                                                   Elfridia
 1-Noviembre-2012

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