La princesa esta triste, salió a pasear
por el jardín y poco a poco se fue alejando hasta llegar cerca de un
río, el agua cristalina, el pasto de la orilla se refleja en ella, los árboles
de caprichosas formas parecía que se movían al compás del sonido del agua entre
las piedras y la brisa que marcaba el ritmo. La princesa dejó que su
imaginación se recreara en este conjunto de la naturaleza que la sacaba de su
tristeza.
El rey le comunicó que la había comprometido en matrimonio con un rey
amigo, era viudo y tenía un hijo con este matrimonio se beneficiarían los dos
reinos. La princesa no dijo nada solo salió al jardín y camino hasta el río sin
darse cuenta.
No quería casarse con un rey que tendría la edad de su padre, con un
hijo y tener todas estas responsabilidades sin haber conocido a un príncipe que
llenara de alegría su corazón; no podía desobedecer, al rey no se le
contradecía y empezaría una vida que no era la que quería para ella. La reina solo acataba las decisiones del rey
y no tendría ninguna ayuda de parte de ella. ¿Qué podría hacer? Un pajarillo
que volaba a su lado le dice: Yo te voy a ayudar y se fue. ¿Cómo me vas a
ayudar? Preguntó la princesa, pero el pajarillo ya no estaba. Al volver al
castillo se había notado su ausencia y se le estaba buscando.
La princesa tuvo que dar explicaciones había salido a caminar y se alejó
demasiado del castillo. El rey prometido de la princesa llegó con su séquito al castillo para
fijar la fecha de la boda fue recibido con todas las galas que se merecía el
prometido de la princesa y amigo del rey. La reina se veía tan hermosa como
siempre y la princesa estaba pálida y triste. El rey presentó a su hijo que era
un poco mayor que la princesa y muy apuesto; El príncipe al besar la mano de la
princesa sus ojos la traspasaron y ella sintió una emoción extraña que la hizo
palidecer más aún. El rey notó esta atracción entre su hijo y la princesa que
era hermosa, pero la reina lo era mucho más. A los visitantes se les llevó a
sus habitaciones y en la noche habría un banquete de bienvenida. Esa noche la
reina estaba deslumbrante, llamó la
atención de todos, la princesa se había arreglado cuidadosamente, pero estaba
pálida y sus ojos verdes se veían aún más verdes en esa tez tan blanca; su traje era precioso y llevaba
una diadema de esmeraldas.
El príncipe la miraba deslumbrado y el rey prometido
de la princesa solo miraba a la reina. Se sirvieron exquisitos manjares y la
conversación fue entre tenida e interesante. El rey visitante solo atendió y
conversó con la reina como si hubiese sido la única asistente al banquete y el
príncipe trato toda la noche de conversar con la princesa que aunque lo
escuchaba estaba totalmente ausente; la princesa se sentía atraída por el
príncipe, pero no quería ni pensarlo a su padre solo se le obedecía, pero lo
que estaba sucediendo entre su prometido y la reina la tenía totalmente
desconcertada. El rey su prometido solo la miró cuando los presentaron, pero
todas sus atenciones habían sido para la reina. El príncipe le hizo muchas
preguntas que ella contestó a medias, pero él seguía muy interesado en conquistarla. La princesa
pensó que maravilloso sería que fuera el príncipe su prometido y no el rey,
pero eso sería imposible ante la voluntad de su padre. El rey después del banquete
fue a los aposentos de la reina y le reprochó su comportamiento se había dejado
cortejar toda la noche por el prometido de su hija. La reina le dijo que si,
ella lo había aceptado para que él se
diera cuenta que el futuro esposo de su hija tiene su edad tal vez un poco más
joven y que su hijo es un poco mayor que nuestra hija. Ella no sería feliz con
él. Como puedes haberte dado cuenta sus atenciones no fueron para ella fueron
para mí. El rey se molestó mucho como siempre, pero en su interior sabía que la
reina tenía razón. Al otro día había una cacería de zorro y todos se levantaron
preparados para el evento. Al subirse al caballo la princesa el pajarillo se le
acercó y le dijo: No estés triste todo va a salir bien.
El príncipe se puso al
lado de la princesa y su padre al lado de la reina, pero esta vez el rey se
colocó al lado de su esposa. La reina se sonrió a un lado iba su esposo y al
otro lado el prometido de su hija. La cacería fue larga el zorro no quería
darse por vencido, pero al final terminaron cazándolo. Cuando venían de vuelta
el caballo del rey visitante se enredó en unos troncos y tiró lejos al rey.
Trataron de ayudarlo, el rey se había herido la pierna, por lo que tuvieron que
llevarlo con mucho cuidado al castillo. Se comentaba lo que estaba ocurriendo
en toda la corte; el prometido de la princesa cortejaba a la reina en presencia
del rey y el príncipe estaba deslumbrado con la princesa y ahora este
accidente. Después de varios días de reposo el rey decidió volver a su
castillo, la herida había sido profunda, pero pronto sanaría. El príncipe y la
princesa pasaban el día juntos, paseando, andando a caballo, o solo
conversando, ya todos sabían que estaban enamorados y los dos reyes se habían
dado cuente que sería un error seguir con este compromiso; así que dieron su
consentimiento para que los príncipes se casaran y la reina con su sabiduría
había hecho posible la felicidad de su hija, que el día de su boda irradiaba
una inmensa alegría y el pajarillo revoloteando a su lado le decía. “Que seas muy feliz
princesa”.
Elfridia
01-Mayo-2013
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