La Casa Maravillosa Junto Al Lago

En una casa junto al lago vivía una hermosa niña. La casa era preciosa, su techo de rubíes y sus muros  de oro y plata cubiertos de brillantes y cuando las alumbraba el sol de la mañana, despedían chispitas que iluminaban todo el bosque. La niña vivía feliz, paseaba por el bosque y la orilla del lago, Todos los días venían a verla las hadas que la querían mucho y los duendes del bosque que la acompañaban y limpiaban la casa manteniéndola reluciente.

La niña cantaba y bailaba con los duendes y paseaba por el lago, le gustaba mirar las aguas cristalinas que cuando el día estaba despejado eran de un azul intenso, porque el color del cielo se reflejaba en ellas; Si el día estaba triste, las aguas del lago eran grises y cuando había tormenta el gris se convertía casi en negro, pero los mas lindos eran los días de sol, el agua se ponía de un azul verdoso con el reflejo de las hojas de los árboles; La atraía el verde del bosque,  la nieve en las montañas eran un paisaje maravilloso, sentía que su alma se elevaba y deseaba estar con las hadas que le habían enseñado tantas cosas, sus pensamientos eran interrumpidos por bandadas de loros o por las garzas que chapoteaban en el agua con sus largas patas y sus plumas blancas, ella se sentía feliz.

Un día llegó un príncipe al bosque, se acercó a la casa y le pidió a la niña que lo dejara acampar cerca del lago, sus miradas se encontraron y ella sintió una emoción extraña en su corazón; Los ojos del príncipe le trasmitían una dulzura inmensa, se veía tan apuesto, ella pensó, me gustaría estar a su lado para siempre, se ve tan fuerte, debe ser muy valiente.

El la encontró muy hermosa y se sintió sumamente intrigado porqué una niña tan linda vivía sola en esa casa junto al lago. La niña no sabía que hacer, las hadas y los duendes se disgustarían si lo dejaba quedarse, pero se sentía tan atraída por él que lo dejó que acampara junto al lago.

Las hadas y los duendes estuvieron muy inquietos esa noche, sabían que el joven era un príncipe de un reino muy lejano, y la niña se había enamorado de él. Comentaron entre ellos que podían hacer; El hada que había encontrado a la niña en el bosque muchos años atrás, recordó como había sido: Ella venía de noche atravesando el bosque cuado sintió un llanto, se acercó y vio una pequeñita que lloraba, la tomó en sus brazos y se la llevó

Al día siguente cuando la vieron las otras hadas, la encontraron tan linda que decidieron quedarse con ella; Le hicieron la casa junto al lago y llamaron a los duendes para que la acompañaran y cuidaran

Había pasado tanto tiempo, ahora era un hermosa joven. El príncipe al otro día se despidió de la joven y se fue decidido a averiguar quién era. Los leñadores y los guarda bosques le contaron al príncipe que muchos años atrás se había perdido en un bosque cercano una linda princesita,  los reyes se pusieron muy triste porque nunca pudieron encontrarla, Había salido de paseo con las nodrizas y se les extravió jugando.

El príncipe al oír  todo esto, se dio cuenta que la joven que viví en la casa junto al lago era la hermosa princesita que se había extraviado. Volvió al bosque para ver a las hadas y éstas ya lo estaban esperando, porque sabían que volvería por la joven. El príncipe les contó lo que había oído en el bosque acerca de la niña y las hadas que nunca habían querido enterarse de quién era, porque la querían mucho y no querían perderla, se dieron cuenta que era la princesita extraviada

Las hadas y los duendes la dejaron irse con el príncipe, tenían mucha pena, pero también una gran alegría porque volvería donde sus padres. La princesita les dio las gracias por sus cuidados y el cariño que le habían dado y prometió volver a verlas. Los reyes al ver al príncipe y la princesa,  se pusieron muy contentos porque nunca habían perdido la esperanza de encontrarla. La reina se acercó y le pidió que le mostrara un tobillo, la princesita así lo hizo  la reina la abrazo con gran alegría, en el tobillo estaba su marca de nacimiento que era una estrella azul. Todos estaban muy contentos y el príncipe se acercó al rey y pidió la mano de la princesa, el rey se la concedió, porque sólo de verlos como se miraban sabía que iban a ser muy felices.

Elfridia.

20-Abril-1990