Esta era una bruja muy fea y solo estaba contenta cuando hacía una maldad. Vivía en una casa azul y los murciélagos la acompañaban volando alrededor de ella. Hacía sus pócimas en un caldero que tenía fuera de su casa; le echaba toda clase de hierbas amargas y algunas otras cosas y el resultado era una mezcla verde que le servía para todos los embrujos que pasaban por su mente.
Un día vio a un principito que jugaba en el bosque con una ardilla y los pajaritos lo acompañaban con sus trinos. La bruja dijo unas palabras mágicas y lo roció con su pócima verde y el principito quedó convertido en ardilla, pero los pajaritos fueron a buscar a las hadas del bosque y la ardilla se quedó al lado del principito para cuidarlo.
La bruja volvió a su casa azul y se reía sola de la maldad que había hecho. De repente se iluminó todo el bosque y apareció un hada que le dijo: Zunilda eres muy mala y hemos decidido todas las hadas que te vamos a castigar; te dejaremos inmóvil frente al caldero, pero no podrás revolverlo solo lo mirarás por siempre jamás. La bruja se asustó y quiso rociar al hada con su pócima verde, pero esta con su varita mágica la inmovilizó y así quedó la bruja Zunilda como estatua junto a su caldero mirando su casa azul y sin poder entrar en ella. El hada fue donde la ardilla y le dijo: has hecho una buena acción al cuidar al principito y así tocándolo con su varita mágica lo liberó del embrujo y este le dio las gracias al hada y a los pajaritos que habían ido a avisarle lo que había hecho la bruja.
El hada le dijo. Es una bruja muy mala, pero si se arrepiente volverá a recuperar sus movimientos y podrá entrar en su casa azul, pero al primer pensamiento malo que tenga quedará inmóvil otra vez hasta que aprenda la lección; en la vida siempre puedes conseguir mucho más haciendo el bien que dañando a los demás, si eres bueno tendrás tu recompensa.
El principito regresó al castillo donde sus padres que ya estaban preocupados, pero al verlo se tranquilizaron y él les contó lo ocurrido, el hada lo había ayudado y había castigado a la bruja dándole una lección para que aprendiera a ser mejor.
Los reyes abrazaron felices al principito que había pasado un gran susto, pero ya estaba a salvo gracias a la ardilla, los pajaritos y el hada que había deshecho el embrujo. La bruja mala ya no se le volvería a ver tan pronto y si aprendía la lección no haría más daño.
Elfridia
22-Julio-2011
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