domingo, diciembre 04, 2011

Juegos De Niños

En una casa grande donde vivían tres niños con sus papás y sus nanas, tenían una habitación para jugar; era toda para ellos, espaciosa, con una puerta de madera de dos hojas hasta la mitad y para arriba vidrios con postigos también de madera; la habitación no tenía ventanas, pero había un tragaluz en el techo que la iluminaba; tenían toda clase de juguetes y juegos. Un patín, un auto rojo a pedales y un triciclo que era de Camila la más pequeñita.

Los dos niños mayores invitaban a algunos amiguitos y jugaban al pillarse, a la estación, donde cada uno daba una vuelta en patín y pagaba un boleto al jefe de estación que era uno de ellos con gorra y pito. En la habitación había espacio para todo, cerraban la puerta y la aseguraban con un picaporte que embutían en el suelo. Una tarde que estaban jugando con sus amigos a la pelota, en un momento que corrían de un lado para otro sintieron un ruido en la puerta y ésta se abrió de par en par. Los niños se quedaron quietos mirando pero no entró nadie.

Camila fue la primera en reaccionar y dijo: “entró el caballero gordo”; Todos la miraron, el hermano mayor se acercó a la puerta salió y no vio a nadie, volvió, cerró la puerta, primero a un lado después a el otro y le puso el picaporte.

Siguieron jugando, no pasó mucho rato y la puerta volvió a sonar y se abrieron los dos lados al mismo tiempo. Los niños entre asustados y nerviosos gritaron a coro “el caballero gordo”…”el caballero gordo”… se rieron y siguieron jugando.

Esa noche le contaron a los papás lo que había pasado, ellos no le dieron mayor importancia, les dijeron que entre las carreras y saltos se pudo soltar el picaporte y se abrió la puerta, pero les llamó mucho la atención lo del caballero gordo; le preguntaron a Camila porque había dicho lo del caballero gordo.

Camila les respondió: debe ser un señor muy gordo tuvo que abrir los dos lados de la puerta para poder pasar. Los papás se rieron y celebraron mucho a Camila por su ocurrencia; y así cada vez que estaban jugando y se habría la puerta, todos saludaban al “caballero gordo”.

Pasaron los años, los niños crecieron dejando de ir a la sala de juegos pero guardaron para siempre en sus recuerdos las visitas del “caballero gordo.”

Elfridia 
30-Octubre-1990

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