Este era un príncipe que le gustaba mucho viajar sobre
todo por mar, como vivía en el desierto el mar lo encantaba se quedaba horas
mirando las olas ese movimiento incesante que le trasmitía fuerzas y lo hacía
soñar. Viajaba en un barco de incógnito y al llegar al primer puerto,
desembarcó, buscó hospedaje y se vistió con todas sus galas; estaba invitado
por un rey a su castillo.
El rey pretendía casar a su hija y como había
conocido al príncipe que lo había atendido regiamente en su Palacio;
creía que sería una buena oportunidad para su hija la princesa de conocerlo. El
príncipe fue muy bien recibido se le hicieron los honores con un banquete y un
baile el primer día y después estaban preparadas otras actividades para su
estadía en el castillo. La princesa al conocerlo lo encontró muy buen
mozo, pero su vestimenta sus costumbres le llamaron la atención; ella había
estudiado y pedido información a cerca de la vida en el desierto y no le
agradaba su forma y costumbres tan distintas a las suyas, a todo lo que le
habían enseñado y conocido; le atraía el príncipe, pero no quería casarse con
él. El príncipe al verla la encontró muy hermosa y realmente lo era; delicada,
un cabello largo y sedoso sus ojos llenos de luz y una figura elegante que la
hacía verse maravillosa.
El pidió su mano, el rey se la concedió, pero la
princesa se negó a dar su consentimiento, padre le dijo: Yo en ese país
moriría de tristeza sus costumbres no me agradan, él no tiene una sola esposa,
tiene un harén y yo no quiero compartir a mi esposo con nadie y vivir junto a
otras princesas; sus comidas, su idioma, su forma de vestir no lo soportaría.
Padre, yo no me caso con él. El rey habló con el príncipe y le dijo lo que
pensaba la princesa.
El príncipe estaba totalmente enamorado de ella y le dijo
al rey que lo dejara hablar con la princesa para intentar convencerla que
sería feliz con él en su país.
La princesa mirando a los ojos al príncipe le dijo lo
mismo que le había dicho a su padre. El príncipe suplicó, rogó, le ofreció
darle todo lo que le pidiera, pero la princesa no accedió a casarse con él. El
príncipe se fue muy triste, volvió a su país a su palacio y a pesar de ver y
conocer a muchas princesas no podía olvidar a aquella que lo había rechazado.
Después de un tiempo escribió una carta al rey.
Después de los saludos correspondientes: decía así:
Mi vida se ha quedado con la princesa
Su corazón ha dejado cautivo al mío
Y no puedo vivir sin ella
La luz de sus ojos deslumbró los míos
Y no dejo al mirar de verla solo a ella
Mi razón de ser, mi vida es ella
Y si no la tengo a mi lado
Todo lo que he hecho no es nada
La quiero junto a mí para siempre.
Vuelvo a pedirle su mano.
Se despide su amigo.
Ameb Hassan Abelleur
Príncipe del Desierto.
El rey recibió la carta y la contestó inmediatamente. La
princesa se había casado con un rey amigo y vecino suyo y se habían ido a su
castillo no la había visto desde el día de la boda. Se despedía afectuosamente
y lo invitaba a pasar unos días con él. El príncipe no contestó la carta,
preparó su viaje y partió al castillo del rey donde fue muy bien recibido, pero
sorprendido el rey por la rapidez que el príncipe había aceptado la invitación.
El príncipe le manifestó su deseo de ver a la princesa y si ella era feliz no
volvería a verla. El rey en ese momento no podía acompañarlo, pero iría una
escolta con unos guardias para llevarlo al castillo donde estaba la princesa.
Y al llegar el príncipe al castillo pide ver a la princesa y uno de
los guardias entrega la carta para el rey. Se presenta una joven muy bella su
cabello rubio dorado, sus ojos azules y tan hermosa siendo aún una niña, Ella
pregunta ¿quién desea verme? El príncipe del desierto hace una reverencia
y dice yo deseo ver a la princesa. La joven interrumpe, Yo soy la princesa del
castillo el rey es mi padre. El príncipe se da cuenta de su equivocación y dice
perdón, deseo ver a la reina en esos momentos entran el rey y la reina que lo
mira sorprendida, el rey saluda al príncipe y le dice que ha leído la carta que
le envió su amigo el rey y que es bien venido. La reina le dice: que ella
pensaba que no volvería a verlo. El príncipe responde: el agrado que sentí al
conocer este país y su gente me ha hecho volver a visitarlos e invitarlos para que
conozcan mi país y la gente que vive y como vive en el desierto. El rey
agradece la invitación y la reina comenta será interesante verlo. Mientras
tanto la princesa no deja de mirar al príncipe y este se siente totalmente
presionado por sus ojos tan azules como el cielo del desierto, azul sol y
arena; esta joven es muy hermosa y siente que ella esta muy interesada en
conocerlo. El príncipe tiene pocas oportunidades de hablar con la reina, pero
la princesa no lo deja solo un momento, ella es entretenida, inquieta, quiere
saber y conocerlo todo y descubrir ese mundo maravilloso con el que sueña. El
príncipe le habla de su país y ella solo desea conocerlo. El rey la ve tan
interesada en el príncipe que habla con la reina, ella le dice que su padre lo
conoce estuvo en su palacio y que es muy importante siendo tan joven, si la
princesa esta interesada en él debe aprender y conocer su forma de vida y sus
costumbres que son muy distintas a las nuestras. El rey quedó de conversar con
su hija. Pocos días antes de irse el príncipe habla con la reina le dice: que
viene a buscarla que no puede vivir sin ella y solo desea saber si es feliz, él
se alejará para siempre. La reina le contesta: que sigue pensando igual: se
sentía atraída por él, pero no tenía la fuerza, el valor o el amor suficiente
para cambiar todo lo que había aprendido y conocido por una vida tan distinta.
Ella es feliz y puede irse tranquilo además la princesa esta muy interesada en
él, si sus intenciones no son pedirla en matrimonio no la ilusione, no la haga
sufrir ella es muy joven, osada y le gusta la aventura además sueña con un
mundo maravilloso; la princesa no solo es querida por su padre yo también la
quiero. El príncipe le contesta no estoy interesado en casarme con la princesa
y no voy a hacer nada para ilusionarla, pero mi invitación la sigo manteniendo
y será para mí un agrado atenderlos. El último día hubo un banquete y baile de
despedida. El príncipe bailó con la reina, pero la princesa lo acaparo toda la
noche, él bailaba muy bien, pero la princesa aún mejor. Todos estuvieron de
acuerdo que formaban una linda pareja.
Elfridia
1-Noviembre-2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario