Esta era una bruja que le gustaba hacer travesuras a su gato que no tenía
buen genio y muy poco sentido del humor y rezongaba con cada ocurrencia de su
dueña.
Un día que andaban de paseo se puso a hacer piruetas en la escoba y le
decía al gato ahora con un pie parada, sin manos, a que tú no puedes hacerlo, el gato con cara de pocos amigos no se atrevía y la
bruja le hacía burlas, mira como me quedo en el aire, mi escoba es mágica, no
seas cobarde inténtalo. El gato estaba muy enojado y con un gruñido pegó un
salto tratando de quedar en el aire, pero se fue directo al suelo y quedó
maullando, la bruja se reía, pero si los gatos tienen siete vidas y siempre
saben como caer ¿Qué te pasa gruñón? El gato seguía maullando se había golpeado
una pata y le dolía; la bruja bajó de su escoba y examino la pata de gruñón y
le dijo solo ha sido un golpe, pronto estarás bien voy a tener que enseñarte a
caer. Así todos los días la bruja le enseñaba a gruñón a pararse, a saltar, a
caer en la escoba porque la bruja le tenía una escoba solo para él.
Gruñón aprendió a hacer las piruetas que le enseñó la bruja y se le quitó
un poco su mal genio, porque ahora sabía como hacerlo. La bruja lo felicitó y
le dijo: Siempre las cosas parecen más fáciles cuando se aprende a hacerlas.
Elfridia
29-Noviembre-2013
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