La princesa caminó hasta un claro del jardín, se detuvo y mirando a la
luna le dijo: Luna tu que eres tan hermosa ayúdame quisiera ser como tú tener
tu belleza y tu luz para conquistar al ser que llena mis pensamientos y mi
corazón; La princesa se quedó un momento, luego se volvió a sus aposentos. Un
guardia que la había seguido se quedó intrigado ¿a quién le hablaba la
princesa? ¿Quién era esa persona que llenaba su mente y su corazón?
El guardia lo comentó con otro guardia con las doncellas, pero nadie
sabía quien era esa persona.
Esto llegó a oídos del rey que lo conversó con la reina y la reina le dijo:
Yo no se nada, hay que hablar con la princesa; Cuando la princesa fue llamada y
se le preguntó quien era la persona que le interesaba y porque salía las noches
de Luna al jardín, la princesa respondió extrañada yo no salgo al jardín de
noche y no hay nadie que me interese.
Los reyes le creyeron a la princesa, pero dejaron doble vigilancia y que se les
avisara si la princesa salía al jardín.
Pasaron varias noches que la princesa no salió, pero la primera noche
que apareció la Luna
la princesa dejó sus habitaciones y salió al jardín deteniéndose en un lugar
donde la luz de la Luna
la envolvía y ella le habló; Ayúdame, porqué él no me mira si parece que no
existo ayúdame a ser hermosa, dame tu luz para brillar y hacer
que se de cuenta de mi presencia. Ayúdame, ayúdame dime que puedo hacer. Luego la princesa se volvió a sus aposentos. Los guardias habían llamado a los reyes y estos vieron y oyeron todo. La
princesa era sonámbula caminaba dormida y al otro día no recordaba lo que había
hecho en la noche, pero quién sería esa persona de quién ella estaba tan
interesada. Los reyes decidieron averiguarlo, pero mientras tanto apresurarían
el compromiso de matrimonio de la princesa y fijarían la fecha de la boda; La
reina aconsejó invitar al príncipe para que se conocieran, el rey pensaba que
eran muy jóvenes todavía, pero estuvo de acuerdo en invitarlo. Mientras tantos
los guardias vigilaban en las noches de luna a la princesa, pero con orden de
no despertarla. Las doncellas comentaban que si se le despertaba podrían
hacerle daño y no volvería nunca más de su sueño.
El príncipe llegó al reino con toda su séquito y acompañado de sus
padres los reyes. Se le recibió con mucha pompa y todo regiamente adornado en
honor de tan ilustres visitantes. La princesa al verlo se enamoró al instante
de él, pero el príncipe apenas la miró
había una hermosa dama en la corte que atrajo toda su atención; todos se
dieron cuenta de esto, la dama que pertenecía a la realeza era muy coqueta y se
sentía muy alagada al tener las
atenciones del príncipe. Los reyes preocupados hicieron todo lo posible por
alejar a la dama, pero aún así el príncipe no ponía mayor atención a la
princesa. Los reyes fijaron la fecha de la boda sería en el Verano. Se fueron
los visitantes y los reyes seguían preocupados por la princesa que todas las
noches de luna salía a conversar con ella, pero ahora le decía: a llegado el
príncipe de mis sueños y tengo que conquistarlo si con mi belleza no lo he
logrado que debo hacer ayúdame con tu sabiduría de tantos años dame un concejo
de cómo llegar a su corazón. Una noche la Luna reflejó con su luz en el agua de la fuente
del jardín unas palabras, Amor, Dulzura, Paciencia. La princesa las leyó y
dijo: Amor, pero si yo estoy enamorada de él, Dulzura, pero como puedo ser
dulce si él no se da cuenta que existo, Paciencia, mis padres decidieron que
esperáramos un año para casarnos. Dime Luna dónde puedo encontrar las respuesta. Así pasaron los días hasta que una noche de invierno con una gran
tormenta llegó al castillo un príncipe que había extraviado su camino se le
atendió y se le dejó hospedarse en el castillo. La princesa al ver a este
visitante se sintió contenta no sabía porque, pero le agradaba era muy gentil y
agradable con ella salían a pasear por los jardines del castillo y se entretenían
en una y mil cosas estaban casi todo el día juntos. La princesa dejó de salir
al jardín en las noches de Luna y se le veía feliz. Los reyes estaban
preocupados, solo faltaban algunos meses para la boda y la princesa estaba
enamorada de este príncipe desconocido. El príncipe desea casarse con la
princesa y la pide en matrimonio ella dice que sí, pero los reyes no pueden
aceptarlo porque ya está comprometida. Entonces la princesa recuerda el sueño
que tuvo en una noche de Luna y las veces que este sueño se le repetía, ella le
pedía ayuda a la Luna
porque su prometido no la quería y ahora se daba cuenta que si no hay amor
entre los dos no hay dulzura y aunque se tenga mucha paciencia se necesita el
cariño y comprensión para ser felices. Así la luna la había ayudado; Dándoles
las respuestas. Se anulo el compromiso con su prometido y fue muy feliz con
este príncipe desconocido.
Elfridia*
13*Febrero* 2014
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