El papá le
propone esperar un tiempo, porque don Pablo el vecino esta esperando que nazcan
unos cachorros y él podría darnos uno; Felipín se puso muy contento y desde ese
momento empezó a soñar con su perrito, lo llamó Ron y a todas partes dónde iba
se lo imaginaba a su lado, jugaba con él lo llamaba: Ron ven acompáñame vamos a
la escuela yo tengo que estudiar, pero a ti te voy a enseñar todo lo que yo
aprenda, ven Ron vamos a la orilla del río allí es muy bonito hay unos Sauces
llorones así se llaman esos árboles, sus ramas cuelgan y podremos columpiarnos
lo vamos a pasar bien, Ron, corre, corre ven conmigo. Así pasó el tiempo y un
día al llegar de la escuela el papá lo estaba esperando y le dice: vamos a ir
donde don Pablo ya nacieron los cachorros. Al llegar saludaron a don Pablo y
este los llevó a los corrales donde estaban los cachorros, Felipín los mira y
uno de ellos se separa de los demás tenía una mancha café en una pata y en la
oreja, Felipín lo toma y le dice: Roncito eres tal cual yo te imaginaba vamos a
ser muy buenos amigos yo te quiero mucho.
Don Pablo y
el papá de Felipín se quedaron admirados de ver el cariño del niño por el
cachorro y este respondiéndole con muestras de alegría.
Roncito el
perrito imaginario se convirtió en una realidad y Felipe lo cuido, alimentó, le
enseñó todo lo que él sabía y le dio todo su cariño. Así Felipín y Roncito
fueron muy felices.
Elfridia 03*Marzo*2015
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