Antonia y
su cachorro Bonifacio que ella lo llamaba Boni, pero cuando no le hacía caso lo
llamaba Bonifacio, vivían en el campo en una parcela que era de sus padres
todos trabajaban y ayudaban en la parcela y en la casa; Antonia iba a la
escuela del campo junto con otros niños, la escuela estaba cerca de la casa
patronal que ahora era un almacén donde
encontraban todo lo que necesitaban.
Antonia
estaba por terminar los estudios y si quería seguir estudiando tendría que ir a
la ciudad, ella ayudaba a la mamá en todo lo de la casa y a veces también en la
huerta y a recoger la fruta en tiempo de cosecha, entonces venían unos vecinos
a ayudar. En el verano tendría que decidir si se iba a la ciudad o se quedaba
con sus padres. Una vecina le comentó a la mamá
que un matrimonio joven de la ciudad necesitaba una niña para que
ayudara en los quehaceres de la casa, Antonia accedió siempre que fuera
Bonifacio. Ellos aceptaron y Antonia se fue con Bonifacio a la ciudad, ahí todo
era distinto, la casa muy grande con muchos muebles y adornos muy bonitos que
le advirtieron que debía tener mucho cuidado porque eran cosas de valor y
delicadas, tenían una cocinera, una niña de mano a quién debía ayudar, también
había un mozo y un jardinero que le estaba haciendo una casita para Bonifacio.
Los dueños de casa fueron amables y la cocinera se haría cargo de ella, su
trabajo era ayudar a la niña de mano; Todo estaba bien, pero no tan bien ella
no se acostumbraba la casa era grande no se terminaba nunca de hacer el aseo
todo era tan delicado, su casa era pequeña en un momento todo estaba listo, el
aseo , las camas tendidas y había tiempo para todo lo demás hasta para jugar
con Boni, que estaba triste se aburría solo en el jardín sin poder correr y
jugar con Antonia. Termino el verano y Antonia decidió hablar con sus padres,
ella deseaba seguir estudiando ser una profesional, pero le sería muy difícil
conseguirlo con tan poco tiempo para estudiar, había pensado quedarse en el
campo pedirle a la profesora de la escuela que la ayudara y hacer ropa para
niños, porque había aprendido con la costurera que iba a la casa de la ciudad a
hacer arreglos para la señora y varias cosas más, creía que con todo lo que sabía
su mamá harían cosas muy bonitas, la mamá se entusiasmó y tan contenta estaba
que le pidió al papá una máquina de coser para ayudarse en las costuras. Antonia
estaba feliz y Bonifacio saltaba de contento al ver que no volverían a la
ciudad y seguirían en su vida tranquila de campo.
Elfridia 6*Noviembre*2016
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