Es una
princesa, una niña, un ser como quieras llamarla, pero dejemos princesa que al
decir ese nombre nos imaginamos a alguien muy bello y hermoso en todo sentido.
La princesa perdió a su príncipe soñado y se ha sumido en una tristeza inmensa,
se resiste a creer la realidad, recuerda los momentos felices pasados junto a
él y siente como si no se hubiera ido y estuviera a su lado, pero no oye su
voz, no puede tocarlo solo está en sus pensamientos y en su corazón, desea
verlo, pero aunque sus ojos lo busquen no puede encontrarlo, sus lágrimas
corren por sus mejillas y no intenta
secarlas está inmóvil solo hay tristeza en su corazón, busca consuelo viajando
viendo otros lugares tal vez donde pueda encontrarlo, pero nada de lo que ha
visto mitiga su dolor, el sol que alumbra un nuevo día y da calor, pero a ella
apenas entibia su corazón, el cielo azul con pequeñas nubes que reflejan sus
ojos nublados por la tristeza, en cada momento cree que va a encontrarse con
él, pero ha aprendido muchas cosas la vida sigue su curso no se detiene las
cosas buenas y positivas siguen pasando, también las malas, pero en ellas no
hay que detenerse y seguir adelante para ser mejor y entregar todo lo bueno que
has recibido, ese amor tan grande y profundo que has perdido está ahí y lo
puedes dar con una sonrisa, con una mirada a quién lo necesita.
La princesa
volvió de su viaje y se fue junto al mar, en las noches mirando la Luna y las Estrellas, esa luz
que se reflejaba en el mar la inundaban
y deseaba que igual que el mar que le entregaba esa belleza ella pudiera
dar.
Y así la princesa empezó a componer música y
creó hermosa melodías que deleitaron a todos
quienes las escuchaban y ella se sintió feliz, así como la noche, la
luna y las estrellas le habían dado un sentido a su vida una tarde en el ocaso
junto al mar sintió que junto con el sol se iba su vida y se encontraría junto
a él. Elfridia *6*Noviembre*2016
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