Había una
vez un Sultán que tenía en su Harén varias jovencitas, pero su deseo era
casarse con una Princesa, esto era difícil de realizar, porque su religión y
costumbres era muy diferente a la de otros países donde había reyes, reinas,
príncipes y princesas; el era un Sultán y estas hermosas jóvenes podían
darle muchos hijos, se podía casar si
quería y su esposa pasaría a ser la
Sultana con todos los derechos y obligaciones para gobernar
el palacio.
Llegó el día en que el Sultán empezó a ver que su deseo podía ser
realidad, después de una de sus conquistas entre los prisioneros estaba una
niña como de catorce o quince años y sus soldados le dijeron que al tomar el
castillo la única sobreviviente era esta joven princesa que lo miraba con sus ojos azules llenos de lágrimas, pero
en una actitud desafiante, su cabello era negro y caía todo desordenado sobre
sus hombros aún así su figura se veía fina, elegante delicada y aunque ella era
la prisionera; El Sultán quedó totalmente conquistado por esos ojos azules y
ordenó que la llevaran a su palacio, la atendieran y la prepararan para su
llegada.
El Sultán
no dejaba de mirarla y después que se retiraron los hermanos y pequeños las
jóvenes del Harem bailaron para él y se sirvieron dulces y jugos de frutas. Al
terminar el baile el Sultán se retiró y los guardias llevaron a la Princesita donde el Sultán que la estaba esperando: Ella
se veía muy hermosa vestida como las hermanas del Sultán, él la recibió
gentilmente y la princesa nerviosa como estaba le dijo todo lo que había
pensado que tenía que respetarla, que no se iba a quedar en el Harem, que podía
entregarla a su prometido a cambio de concesiones, ella no estaba en
conocimiento de todo lo que manejaba su padre, pero él como Sultán podría informarse y entregarla a
su prometido. El sultán sonríe y le dice: No habrá cambio, me voy a casar
contigo.
Serás mi
Sultana y se te preparará para asumir todos los poderes y compromisos que tiene
una Sultana como mi esposa. La
Sultana madre es la que te tendrá a su cargo. La princesa quedó paralizada que iba a pasar con ella. No tenía a nadie que la ayudara, el
Sultán fue gentil y educado, pero no era el príncipe que había soñado, ahora
ante todo esto que iba a hacer, no tenía a quién pedir ayuda, tendría que
aceptar las ordenes del Sultán, pero debía ser firme, él la tenía que respetar.
El Sultán la iba a hacer su esposa y así ella sería una Sultana esto era un
gran un honor, tendría el cargo más alto del Sultanato y debía tener en cuenta
todo esto, su comportamiento debía ser como se lo indicara la madre del Sultán
y seguramente le ayudaría todo lo que le había enseñado la reina, ella había
sido muy apegada al rey ahora solo tenía en su corazón el cariño que sentía por
ellos y sus enseñanzas que la ayudarían en sus momentos de tristeza. El Sultán
se casó con la Princesa que lo conquistó con su inteligencia, juventud y belleza, el deseo del Sultán
se cumplió al casarse con una Princesa
que era su prisionera y terminó siendo él, el prisionero de la Princesa.
Elfridia 07*Junio*2017
Gracias Daniela K. Mariana C. Por leer El Deseo del Sultán Besitos Elfridia
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