Un ogro que iba por el bosque caminando
se encontró con una niña que estaba cortando flores, la tomó en sus inmensas
manos y se la llevó a su castillo. La
encerró en una jaula de oro cerca de la ventana y le dijo: Canta una canción
para que así me alegres el día, la niña se puso a llorar. El ogro se enojó
gritándole quiero que cantes, no que
llores y se fue.
A la mañana siguiente vino el ogro a escuchar la canción, pero la
niña no sabía cantar, el ogro se enojó nuevamente y le dijo: Si mañana no
cantas te dejaré sin comer. Ella se puso
muy triste, no sabía cantar, había oído a su mamá entonar una canción, pero no
podía recordar como era.
Un pajarito que estaba en la ventana vio
todo. Se acercó a la niña y le dijo no
te apenes, mañana yo cantaré por ti, tú solo tienes que mover los labios y el
ogro no se dará cuenta. Ella lo miró y
lo encontró tan lindo, de un azul precioso tan oscuro que llegaba a brillar, le
dio las gracias por querer ayudarla y le prometió hacerlo así.
Al otro día vino el ogro y le dijo: Quiero
que cantes. La niña empezó a mover sus
labios y un hermoso trino se oyó en todo el salón, el ogro se sintió
feliz. Todos los días se repetía lo
mismo, pero cada día la niña estaba más delgada. Echaba mucho de menos a sus papás y aunque el
pájaro azul la acompañaba la tristeza la consumía. El pájaro sintió pena por ella y la aconsejó:
Mañana cuando venga el ogro pídele que te saque de la jaula y así tú le
cantarás una canción más linda, pero cuando estés afuera, corre y te escondes
hasta que puedas huir del castillo para volver a la casa de tus padres. El ogro llegó muy contento esa mañana a
oír su canción. La niña le pidió que la
sacara de la jaula de oro para cantar mejor.
El ogro abrió con su llave la jaula y la sacó dejándola encima de una
mesa; ella corrió, se deslizó por una pata de la mesa y se escondió. El ogro se puso furioso, empezó a gritar y a
moverlo todo entonces sintió un hermoso trino y de un manotazo atrapó al pájaro
azul y lo encerró en la jaula de oro.
Lo miró y no sabía que había pasado,
porque la niña se había convertido en pájaro.
La niña huyó del castillo, al llegar al bosque se encontró con su papá
que todos los días salía a buscarla, porque la echaban mucho de menos y la mamá
no podía consolarse. Se abrazaron felices y se fueron a su casa.
La mamá se puso muy contenta de volver a
ver a su hija sana y salva. Ella les
contó todo lo que había pasado con el ogro y del maravilloso pájaro azul que
había perdido su libertad por ella.
Elfridia . 04*Junio*1990
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