Había una vez un príncipe que le gustaba viajar; salía frecuentemente y estaba lejos de su reino largo tiempo. Le sucedían una y mil cosas, un día que llegó a una aldea había gran inquietud en sus habitantes, la hija del carpintero una hermosa joven había desaparecido y nadie sabía que pudo haberle pasado.
El príncipe empezó por preguntar a los vecinos del
carpintero, luego le preguntó a un niño y éste le contó que un señor muy bien
vestido, había visitado en la mañana al carpintero y que su hija estaba en la
casa en ese momento, porque él entró a dejar unos clavos y la vio arreglando
unas flores en un jarrón. Un hombre que vendía frutas en un carretón le dijo: que
en la tarde después del medio día había visto a la joven ella le compró frutas.
¡Es una niña muy hermosa! Comentó el vendedor. Y así cada persona le dijo algo;
el único visitante del día había sido el elegante caballero que estuvo en la
mañana. El príncipe fue a ver al carpintero y le preguntó cuando se había dado
cuenta que no estaba su hija. Al llegar la noche, las estrellas recién
empezaban a aparecer en el cielo, la busque para comer y ella había
desaparecido nadie sabe nada, y yo estuve todo el día trabajando. El príncipe
se interesó por saber quién era el caballero que lo había visitado esa mañana y
el carpintero le contestó: es de un reino muy lejano, más allá de las montañas,
había oído de su habilidad para hacer cofres y baúles y quería que le hiciera
uno Iba de viaje y cuando regresara  él
se lo tendría hecho. ¿Quién es? ¿Sabe su nombre? Pregunta el príncipe. No, dice
el carpintero, nunca pregunto nada,  solo
hago mi trabajo. El príncipe pensó todos en la aldea querían a la joven….nadie
le haría daño; se la debe haber llevado el caballero que estuvo en la mañana.
Volvió a hablar con el vendedor de frutas y le preguntó si vio a la joven
entrar a su casa y éste le dijo que no. El había seguido su camino. El príncipe
decidió buscar al caballero y se informo que vestía muy elegante, todo de azul,
sólo su camisa era blanca y hasta la pluma de su sombrero era azul. El elegante
caballero se había encaminado hacía el bosque, el príncipe siguió ese camino y
encontró a un guardabosque a quién le preguntó por el caballero azul y esté le
contó que una escolta lo estaba esperando a la entrada del bosque  se  reunieron y siguieron su camino. Al príncipe
ya no le quedaban dudas el caballero azul era un personaje muy importante y
seguramente se había llevado a la hija del carpintero. Cuando salió del bosque
siguió un sendero que se dirigía hacía el mar. Al llegar a la playa
encontró  unos pescadores que conversaban
entre ellos; el príncipe se acercó y les preguntó de que hablaban y ellos le
contaron que un caballero muy elegante 
todo vestido de azul se había embarcado en una gran nave y lo acompañaba
una hermosa joven y sus guardias. El príncipe consigue una barcaza de uno de
los pescadores y se embarca con tres de ellos. Esa noche en alta mar se desató
una tormenta, las olas pasaban por arriba de la barcaza no podían  hacer nada sólo trataban de sujetarse, porque
entre el viento y las olas la nave subía y bajaba con una velocidad asombrosa.
En un momento el príncipe pensó que se irían todos al fondo del mar. La
tormenta se fue calmando poco a poco y el mar se tranquilizó. Después de
navegar varios días divisaron la nave. El príncipe se vistió con la ropa de uno
de los pescadores para pasar por uno de ellos. Después se acercaron a la nave y
le dijeron a los guardias que se habían perdido en la tormenta si podían
seguirlos  hasta tocar tierra. Los
guardias accedieron con la venía del caballero. Esa noche el príncipe
silenciosamente subió al barco y después de ocultarse unos momentos buscó a la
joven. La encontró en un camarote. Era muy hermosa, los ojos verdes, el cabello
castaño ondulado y su figura esbelta y delicada. La joven se veía tranquila. El
príncipe le dice que viene a buscarla porque su padre está muy triste; ella le
cuenta que fue tomada por sorpresa al regresar a su casa con la fruta que había
comprado; y no tuvo tiempo de reaccionar el conde se la llevó y en el bosque  lo esperaban sus guardias  no le había hecho daño.  El era el Conde del Castillo de las Rocas
Floridas, su reino estaba en las montañas y el castillo en el lugar más alto
enclavado en las rocas que formaban sus muros;  Yo tengo miedo dice la joven pero él me
agrada. El príncipe se da cuenta que la joven se ha enamorado del conde y le
dice que viene a buscarla, pero ella  no
desea irse  en ese momento entra el conde
y toma prisionero al príncipe creyendo que es un pescador. Este le dice que no
es un pescador; El es el príncipe aventurero y vive en tierras lejanas y su
reino se encuentra en las montañas y desde su castillo puede verse  el picacho más alto todo cubierto de nieves
eternas que no se derriten jamás. ¡Es impresionante verlo! El conde lo deja en
libertad y le dice que piensa casarse con la joven, su belleza y dulzura han
conquistado su corazón; Mandará a buscar a su padre para la ceremonia, que se
efectuará en cuanto lleguen al castillo. El príncipe es invitado a la boda y sigue
viaje con ellos. Al desembarcar ven en lo más alto de la montaña el castillo y
toda la roca llena de flores silvestres; El príncipe y la joven quedaron
admirados. Ella se sintió feliz el lugar es muy hermoso. A los pocos meses se
efectúa la ceremonia. El padre de la joven le trajo de regalo un cofre todo
tallado a mano  con guirnaldas de flores
que fue elogiado por todos los invitados. La boda fue maravillosa duro varios
días y mientras  el Conde de las Rocas
Floridas se quedaba feliz con la joven en su castillo el príncipe aventurero se
iba en busca de otra aventura.
09-Junio-1992            Elfridia         
     

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