Qué había sucedido? porque él se encontraba ahí? Que
era todo eso su mente se encontraba en blanco levantó una mano y vio en
ella una pulsera que tenía escrito un nombre, él lo leyó decía Berilo y nada
más.
Se sentó
y empezó a repasar en su mente el nombre de Berilo no le decía nada sus pensamientos eran lentos y al final llegó
a la conclusión que Berilo era su
nombre, pero de donde era, donde estaba
no sabía las respuestas no las podía
encontrar.
Berilo se levantó y empezó a caminar recorriendo el
lugar que era muy hermoso, pequeñas flores
silvestres azules, amarillas,
blancas, rojas de todos colores ,
grandes helechos que rodeaban los árboles y las flores junto a los musgos
formaban un bello conjunto que atraía su mirada. Berilo estaba confundido no
conocía nada de lo que veía sus ojos verdes despedían luces más
oscuras tratando de concentrarse
para descubrir que era todo esto y que había pasado. De repente entre los árboles se filtraron
unos rayos luminosos que hacían ver las hojas más claras o más oscuras
dependiendo de la luz que les llegaba; A Berilo le agradó esa luz él no sabía que era el sol que jugaba entre
los árboles, estaba tan entretenido en este juego de luces que no sintió a
varios niños que llegaban cerca de él y lo miraban con curiosidad y temor.
Berilo
sintió su presencia se dio vuelta con
lentitud y cuando los vio no supo que
eran se parecían a él, pero eran de otro color, opacos no brillaban, eran
pequeños quienes serian estos seres que
lo miraban con miedo.
Los niños
no se atrevían a moverse menos a hablar, pero el más pequeño le pregunto quién eres tú? Y los demás a coro preguntaron cómo te
llamas? Qué haces aquí?
Berilo
oyó el sonido de sus voces, pero no tuvo
idea de que se trataba esos seres
pequeños emitían unos sonidos que él no entendía entonces abrió su boca
y salieron de ella algo así como una escala de notas musicales.
Los niños
estaban sorprendidos no hablaba solo salían de su boca sonidos como si alguien
estuviera tocando un piano.
Berilo también estaba sorprendido, él estaba tratando de comunicarse y estos
seres no le contestaban.
El mayor
de los niños dijo: es un extraterrestre viene de otro planeta no sabe hablar y
no nos conoce veamos si es tranquilo y
si podemos comunicarnos con él, los
demás niños todavía no reaccionaban de su asombro y no se atrevían a moverse.
Berilo
los miró de uno en uno, eran cinco en
total, estos seres se movían y emitían sonidos, pero a él no le interesaban se
sentía mas atraído por el sol y el verde de los árboles. Los niños empezaron a
moverse pero no se acercaron esa luz que irradiaba les producía temor pensaban que si lo tocaban podía darles
la corriente porque seguramente tendría electricidad en todo su cuerpo.
Berilo se
movió y empezó a caminar los niños se miraron y empezaron a hablar todos al mismo
tiempo es un extraterrestre cómo
podremos comunicarnos con él se ve
tranquilo no es agresivo ni malo no sabe hablar creo que deberíamos enseñarle?
Tratemos de comunicarnos por señas tenemos que ayudarlo y saber que le
pasó Porqué esta aquí? Es algo sorprendente habernos encontrado con él
y así todos estuvieron de acuerdo en ayudarlo; Se acercaron despacio y le hablaron nuevamente e hicieron las preguntas
:Cómo te llamas? Quién eres De donde
vienes? El solo los miraba entonces el
niño mayor le dijo yo me llamo Luis y tú como te llamas? el segundo le dijo yo me llamo Pedro y tu como te llamas? El tercero dijo yo me llamo José y tu como te
llamas? y enseguida Matías y Tomás el mas pequeño le hicieron la misma pregunta
Berilo los miraba el sonido que emitían estos seres pequeños era agradable, pero el de él era mas bonito y con una hermosa escala musical
les preguntó quienes son ustedes. Los
niños no entendieron nada habría
contestado con su nombre o les estaba
preguntando algo a ellos volvieron a repetir sus nombres y Berilo entendió que cada uno de los niños tenía un
nombre como el de él y así dijo:
Berilo que sonó como el trino de un ave
y les mostró su pulsera los niños la miraron pero no pudieron
leerla eran unos signos extraños que no
habían visto nunca, habían logrado una
comunicación él con testó
con su nombre comprendiendo lo que ellos le decían.
Los niños
se los volvieron a decir y lo escribieron
en la arena él
volvió a repetir su trino.
No era
mucho lo que habían avanzado pero ya era algo;
Poco a poco Berilo empezó a
repetir los sonidos de los nombres y sonaba como Luis,
Pedro, José, Matías y Tomás como una música. De repente
empezó a oscurecer y los niños volvieron a sus casas.
Berilo
quedó solo, no le gusto nada la oscuridad se sentó entre los árboles y se quedó quieto porque
cada vez perdía más fuerza, pero cuando
salió la luna y las estrellas se sintió un poco mejor con la luz que sus ojos captaban de ellas. Los niños al
volver a sus casas prometieron que no
contarían nada del encuentro con este
extraño ser verde y le dijeron a Tomás que era el más pequeño que si contaba lo
ocurrido no lo llevarían al otro día.
Ellos pensaron que si se lo contaban a sus padres
estos querrían verlo y se lo llevarían para examinarlo y no lo verían más y él
parecía tan indefenso.
Al otro
día cuando salió el sol y dio de lleno con su luz en Berilo éste se sintió lleno de energía se levantó del suelo y caminó
como guiado por una fuerza hacía una parte del bosque que le parecía conocida después de
un rato llegó a un claro y vio unas huellas en la tierra como si se hubiese
arrastrado un objeto Berilo las miró y
siguió caminando hasta llegar junto a unos árboles y en un espacio entre ellos
estaba un cohete de metal brillante
parecía de acero pero era muy liviano
Berilo puso su mano arriba del cohete y corrió una
tapa dejando un espacio para introducirse, Berilo levantó su pierna y se metió en el
cohete solo tenía asiento para una persona,
el tablero estaba lleno de botones de colores y varios relojes de
control Berilo empezó a buscar como
manejarlo no se acordaba como
hacerlo las ideas no estaban claras pero
estaba seguro que había llegado en ese cohete a este lugar.
Los niños
cuando se levantaron corrieron a buscarlo le llevaban parte de su desayuno pan
tostado con mantequilla y frutas pero al
llegar al sitio donde lo habían dejado el extraño ser verde no estaba empezaron a llamarlo uno decía es como una nota primero Re luego Mi y Do o
algo parecido pero nadie contestó vieron las pisadas en la tierra y las
siguieron hasta encontrar a Berilo sentado en su cohete él no los notó estaba
totalmente concentrado como manejar su cohete
ya sabía como hacerlo pero aún no recordaba quién era y de donde venía. Los
niños se acercaron lo saludaron y le ofrecieron comida, Berilo los miró abrió su boca y varios rayitos de luz verde
juguetearon en sus labios y nuevamente esas notas musicales rechazo la
comida no la recibió no le interesaba porque
no sabía para que servía.
Luís de
nueve años y José de siete eran
hermanos y vecinos de Pedro, Matías
y Tomás de ocho años el mayor y
de seis y cinco años los más pequeño; Pedro y Matías no dijeron nada pero Tomás le contó a la mamá el encuentro
con el extra terrestre la mamá lo miró incrédula y le preguntó a Pedro si era verdad
Pero
Matías como si fuera una broma le dijo
sí su cabeza brillaba y era verde y todo su cuerpo despedía una luz verde la mamá no les creyó y dijo ¡Qué imaginación la de estos niños! Pedro no dijo nada.
Luis y
José no contaron nada en su casa pero entre ellos comentaron el extraterrestre no come comida pero de que
se alimenta. Berilo no tenía sentimientos y le eran indiferentes estos seres pequeños
y opacos y no sabía que era lo que le ofrecían, Los niños
siguieron hablando y tratando de comunicarse con él la inocencia e ingenuidad de ellos de alguna
manera llegaba a Berilo pero como ellos hablaban y hacían ruidos no podía concentrarse para poder levantar el
cohete e irse de este lugar.
Los niños
estaban muy entusiasmados con el cohete no podían verlo por dentro, pero por fuera era grandioso si solo pudieran
volar una vez en él, Matías y Tomás ya
casi saltaban para meterse dentro, pero
Berilo estaba tan serio y no se movía de pronto sus ojos se pusieron más
oscuros y profundos y ellos vieron como captaba toda la luz que llegaba de
entre los árboles.
Todos los
niños dijeron al mismo tiempo se alimenta de la luz eso le da energía, él debe volver a su planeta porque si ha y un día nublado perderá toda su
fuerza.
Los niños
se quedaron largo rato y se comieron el
pan y la fruta que habían llevado a Berilo,
éste salió del cohete y se paró en el claro del bosque tratando de captar toda la luz que podía. Luis
y Pedro comentaron no tiene dientes
cuando abre la boca se ve una cavidad luminosa de un verde casi
blanco y yo creo que sonríe
dijo Tomás cuando de su boca
salen rayitos luminosos que juguetean en sus labios Luis y José
dijeron como interpretar lo que emite
Luis escuchaba a su mamá tocar el piano y ella le decía que la mano
derecha cantaba y la izquierda la acompañaba con acordes que son varias notas juntas y él creía que su nombre podía ser Re Mi Do cómo
saberlo?
Mientras tanto Berilo se metió en el cohete y
se quedó quieto se sentía sin fuerza y
su mente no estaba clara.
Esperaba
con impaciencia a la luna y las estrellas que lo hacían sentirse un poco mejor.
Al otro día Berilo caminó hasta el río
allí la luz del sol era más fuerte y él
pudo absorberla su mente empezó a agilizarse y pudo pensar con claridad. Seguramente
él había llegado a ese sitio antes de oscurecer aterrizó y metió el cohete
entre los árboles Luego la luz se fue y él buscándola llegó hasta el río donde perdió el
conocimiento y ahora recién empezaba a
recordar y a medida que recuperara su energía
tendría todas las respuestas a
sus preguntas
Ahora tenía que buscar la forma como salir de ahí sabía
como hacerlo pero que ruta seguir.
Los niños
llegaron temprano y al no verlo empezaron a buscarlo y siguieron sus huellas hasta
llegar al río donde lo encontraron la primera vez. Lo saludaron y él
contestó con esos rayitos que ellos llamaban sonrisa ellos le dijeron su nombre
y él les dijo el suyo, luego caminó
hasta llegar al cohete y se detuvo a mirar a los niños, estos dijeron se va a ir Tomás y Matías se
pusieron tristes y le pidieron no te vayas
Luís José y Pedro les dijeron tiene que irse porque no es de aquí y
necesita más luz para mantenerse ; Berilo les entendía no las palabras pero si su significado y sintió
algo que nunca había sentido se sacó su pulsera y se las dio, ellos la tomaron aunque con cierto temor
porque creían que les daría la corriente. Berilo se metió en su cohete y despegó
suavemente la nave brillaba y como los bosques donde había aterrizado
estaban entre montañas estuvo largo rato
elevándose y los niños pudieron verlo hasta que
el cohete se perdió en el cielo. Ellos le habían dado todo lo que tenían
cariño, apoyo, comprensión
y compañía sin pedir nada a
cambio y en Berilo ese ser frío y
extraño había nacido por primera vez un
sentimiento que era desconocido y esto lo hizo darle lo único que tenía la
pulsera de ese metal verde con su nombre Berilo.
Elfridia Santiago*29*Agosto*1996

No hay comentarios:
Publicar un comentario