Esta era una ardillita que quería ser feliz,
pero nada le parecía lo suficiente bueno para ella, todo era malo. Vivía en un bosque lleno
de árboles y había muchas bellotas como para que comiera todo el día, pero
siempre se quejaba que no eran tan grande como le habrían gustado, que el sabor
no era de su agrado y así todo era un disgusto para ella.
Un día vino un
cazador y todos en el bosque corrieron a esconderse y la ardillita no supo que era todo ese ruido; solo se dio
cuenta cuando el cazador estaba a su lado, ella trato de correr, pero una mano
la levantó en el aire y la metió en un bolsa donde todo estaba oscuro y no
había nadie adentro; sintió unos tiros y después los pasos del cazador. El
tiempo se había detenido para ella y tenía mucho miedo no sabía que iba a pasar
de repente la dejaron caer sobre una
mesa y la metieron en una jaula. La ardillita se sintió presa había perdido su
libertad; que tristeza ya no podría correr por el bosque, no comería esas
bellotas que ahora le parecían tan sabrosas. Sentía mucha pena, pero vio a una
niñita que decía: que linda ardillita que piel tan suave y que color café tan
bonito. La sacó de la jaula y le hizo cariño “serás mi ardillita
regalona” dijo la niña y fue a mostrársela a la mamá, ella no
sabía que hacer y le preguntó al papá que iban hacer con la ardilla, pero la
niña ya se había encariñado con ella..
La ardillita por primera vez pensó que había tenido mucha suerte estaba
viva y esta niña la quería no había sabido valorar lo que tenía hasta ahora. Su
vida sería muy distinta y tendría que acostumbrarse a ella, porque nunca más
podría correr por el bosque y comer esas inmensas bellotas...la niña le decía:” vamos a estar
siempre juntas yo te voy a cuidar y vas a ser muy feliz”.
Elfridia
20-
Febrero-2012
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