Había una vez un señor que vivía en un castillo muy lejos, le gustaba la tranquilidad, leer, pasear por los alrededores, caminar por el bosque hasta el río; su vida era tranquila, vivía solo y no hacía nada para buscar compañía. Un día que paseaba por la terraza ve a una gitana bailando en los jardines.
El señor se quedó mirándola, la gitana se movía con mucha gracia al ritmo de una música imaginaría porque no se sentía ningún sonido en todo el jardín. El señor estaba tan admirado contemplando a la gitana que cuando esta terminó de bailar y él quiso ir donde ella la gitana ya había desaparecido. El preguntó a los guardias si habían visto a la gitana, al jardinero, a los pajes y por último a todos los habitantes del castillo; nadie la había visto. Entonces pregunto si alguna tribu de gitanos había acampado cerca del castillo, pero tampoco obtuvo respuesta; En sus posesiones no se permitía ningún intruso, sería muy raro que una tribu hubiese acampado cerca. Estaba por creer que se lo había
imaginado todo cuando vio una pulsera en el pasto donde había visto bailando a
la gitana la recogió y decidió ir a buscarla. Partió con sus escoltas y sus guardias a
recorrer castillos, aldeas, campamentos y todo lugar que estuviera habitado y a
todos les preguntaba si habían visto una tribu de gitanos, pero nadie le dio
una respuesta afirmativa; los gitanos trataban de no ser vistos y paraban corto
tiempo en cada lugar; Este viaje duro meses hasta que el señor decide volver a su castillo. Ya nada era igual
no se entretenía leyendo se sentía solo deseaba volver a ver a la gitana, ese
baile que lo había dejado hechizado no podía sacárselo de la cabeza. Pasó el
tiempo y llega una comitiva que le trae una niña. Es una hermosa joven que fue
educada en el reino vecino junto con las princesas, pero el rey cree que es el
momento de casarla y desea que la tome por esposa. El señor del castillo se
siente presionado no quiere casarse, pero los deseos del rey son ordenes. Recibe
a la joven que es muy hermosa y hace que se acomode con todo su séquito en los
aposentos para invitados. Esa noche hubo una gran cena, se sirvieron manjares,
exquisitos platos todos estaban muy contentos de ver al señor cenando con la
joven, las doncellas la habían vestido y peinado como una princesa. Los músicos
tocaron una hermosa melodía que a ella le agradó y le preguntó al señor si
podía bailar para él, porque le gustaba mucho el baile y lo había aprendido
junto con las princesas. El señor le da su consentimiento y ella pide permiso
para hablar con los músicos y prepararse. Los músicos empiezan a tocar y
aparece vestida con tules y gasas celestes moviéndose como una mariposa sus
brazos y pies al compás de la música, es
tan etérea y armoniosos sus movimientos que no parece real; en un momento del
baile al señor del castillo le parece ver a la gitana, esa gracia y armonía en
sus movimientos que habían quedado grabados en su mente, pero no era posible él
nunca había visto a esta joven. Al terminar el baile se levantó y fue donde
ella, tomo su mano y le dijo ha sido un agrado verte bailar tienes una gracia y
armonía que al compás de la música trasmites una sensibilidad y belleza
inigualable. La joven agradeció la gentileza y le dijo: no es la primera vez
que bailo para el señor. El la queda mirando y nuevamente le recuerda a la
gitana. Esa noche trata de recordar en que otra oportunidad ella bailó para él,
pero se quedó dormido y en el sueño vio
a la gitana que cuando se acercaba se convertía en la joven que pronto
sería su esposa. El señor del castillo era un Marqués que al fallecer sus
padres se había refugiado en su castillo sin ver a nadie e incluso había dejado
de usar su título de Marqués. Al otro día al reunirse en el comedor para
desayunar la joven le dice no nos hemos presentados, mi nombre es: Estelle y mi
padre era el Conde de valle verde, al morir, el rey nos llevó a mí y a mi madre
a su castillo he sido educada como una princesa y ahora que mi madre se ha ido
el rey ha decidido casarme. Un día que salimos de paseo con las princesas llegamos cerca del castillo lo vimos paseando
y se nos ocurrió hacerle una broma; me vestí como gitana y baile para su
señoría. ¡OH! dijo el Marqués eras tú, te busque por mar y tierra meses y meses
y teniéndote tan cerca me fue imposible encontrarte. El Marqués se acerca a
Elfridia Viernes 19*Octubre*2012
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