El pidió su mano, el rey se la
concedió, pero la princesa se negó a dar
su consentimiento, padre le dijo: Yo en ese país moriría de tristeza sus
costumbres no me agradan, él no tiene una sola esposa, tiene un harén y yo no
quiero compartir a mi esposo con nadie y vivir junto a otras princesas; sus
comidas, su idioma, su forma de vestir no lo soportaría. Padre, yo no me caso
con él. El rey habló con el príncipe y le dijo lo que pensaba la princesa.
El príncipe estaba totalmente
enamorado de ella y le dijo al rey que lo dejara hablar con la princesa para
intentar convencerla que sería feliz con
él en su país.
La princesa mirando a los ojos
al príncipe le dijo lo mismo que le había dicho a su padre. El príncipe
suplicó, rogó, le ofreció darle todo lo que le pidiera, pero la princesa no
accedió a casarse con él. El príncipe se fue muy triste, volvió a su país a su
palacio y a pesar de ver y conocer a muchas princesas no podía olvidar a
aquella que lo había rechazado. Después de un tiempo escribió una carta al rey.
Después de los saludos
correspondientes: decía así:
Mi vida se ha quedado con la
princesa
Su corazón ha dejado cautivo
al mío
Y no puedo vivir sin ella
La luz de sus ojos deslumbró
los míos
Y no dejo al mirar de verla
solo a ella
Mi razón de ser, mi vida es
ella
Y si no la tengo a mi lado
Todo lo que he hecho no es
nada
La quiero junto a mí para
siempre.
Vuelvo a pedirle su mano.
Se despide su amigo.
Ameb Hassan Abelleur
Príncipe del Desierto.
El rey recibió la carta y la
contestó inmediatamente. La princesa se había casado con un rey amigo y vecino
suyo y se habían ido a su castillo no la había visto desde el día de la boda.
Se despedía afectuosamente y lo invitaba a pasar unos días con él. El príncipe
no contestó la carta, preparó su viaje y partió al castillo del rey donde fue
muy bien recibido, pero sorprendido el rey por la rapidez que el príncipe había
aceptado la invitación. El príncipe le manifestó su deseo de ver a la princesa
y si ella era feliz no volvería a verla. El rey en ese momento no podía
acompañarlo, pero iría una escolta con unos guardias para llevarlo al castillo
donde estaba la princesa. Y al llegar el
príncipe al castillo pide ver a la princesa
y uno de los guardias entrega la carta para el rey. Se presenta una
joven muy bella su cabello rubio dorado, sus ojos azules y tan hermosa siendo
aún una niña, Ella pregunta quién desea verme?
El príncipe del desierto hace una reverencia y dice yo deseo ver a la
princesa. La joven interrumpe, Yo soy la princesa del castillo el rey es mi
padre. El príncipe se da cuenta de su equivocación y dice perdón, deseo ver a
la reina en esos momentos entran el rey y la reina que lo mira sorprendida, el
rey saluda al príncipe y le dice que ha leído la carta que le envió su amigo el
rey y que es bien venido. La reina le dice: que ella pensaba que no volvería a
verlo. El príncipe responde: el agrado que sentí al conocer este país y su
gente me ha hecho volver a visitarlos e invitarlos para que conozcan mi país y
la gente que vive y como vive en el desierto. El rey agradece la invitación y
la reina comenta será interesante verlo. Mientras tanto la princesa no deja de
mirar al príncipe y este se siente totalmente presionado por sus ojos tan
azules como el cielo del desierto, azul sol y arena; esta joven es muy hermosa
y siente que ella esta muy interesada en conocerlo. El príncipe tiene pocas
oportunidades de hablar con la reina, pero la princesa no lo deja solo un
momento, ella es entretenida, inquieta, quiere saber y conocerlo todo y
descubrir ese mundo maravilloso con el que sueña. El príncipe le habla de su
país y ella solo desea conocerlo. El rey la ve tan interesada en el príncipe
que habla con la reina, ella le dice que su padre lo conoce estuvo en su
palacio y que es muy importante siendo tan joven, si la princesa esta
interesada en él debe aprender y conocer su forma de vida y sus costumbres que
son muy distintas a la de ellos. El rey quedó de conversar con su hija. Pocos
días antes de irse el príncipe habla con la reina le dice: que viene a buscarla
que no puede vivir sin ella y solo desea saber si es feliz él se alejará para
siempre. La reina le contesta: que sigue pensando igual: se sentía atraída por
él, pero no tenía la fuerza, el valor o el amor suficiente para cambiar todo lo
que había aprendido y conocido por una vida tan distinta. Ella es feliz y puede
irse tranquilo además la princesa esta muy interesada en él, si sus intenciones
no son pedirla en matrimonio no la ilusione, no la haga sufrir ella es muy
joven, osada y le gusta la aventura además sueña con un mundo maravilloso; la
princesa no solo es querida por su padre yo también la quiero. El príncipe le
contesta no estoy interesado en casarme con la princesa y no voy a hacer nada
para ilusionarla, pero mi invitación la sigo manteniendo y será para mí un
agrado atenderlos. El último día hubo un banquete y baile de despedida. El
príncipe bailó con la reina, pero la princesa lo acaparo toda la noche, él
bailaba muy bien, pero la princesa aún mejor. Todos estuvieron de acuerdo que
formaban una linda pareja.
Elfridia Las Brisas*1*Noviembre*2012

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