Este era un gigante que vivía en un castillo en lo más alto de la montaña rodeado de bosques, un lugar muy lindo. Vivía solo, la gente de la aldea le hacía los trabajos del jardín, del castillo y para lo que él necesitara. Era muy elegante, elegía con mucho cuidado sus trajes que se hacían especialmente para él a su medida, combinaba colores de chaquetas y pantalones y el resultado era sorprendente.
Un día encontró a una joven que venía de un convento que estaba cerca del castillo, el gigante le preguntó: ¿Porque te encuentras tan lejos del convento te has perdido? No respondió la joven solo salí a caminar y me aleje demasiado ¿Qué haces en el convento le dijo el gigante? Yo soy huérfana y las religiosas me dejaron vivir en el convento, me han educado, pero yo no me acostumbro, ellas son muy estrictas y yo deseo ser libre poder decir lo que pienso, no estar siempre en silencio, cantar y ser feliz creo que lo que nos rodea es hermoso, los campos, las flores, los aldeanos, no me agrada estar en retiro rezando la mayor parte del tiempo. ¿Si yo puedo aprender y hacer cosas buenas para que voy a estar rezando? El gigante la miró y le dijo: vente al castillo conmigo, yo hablare con la superiora, porque no creo que tengas la vocación de religiosa. Así lo hizo el gigante y la superiora dio su autorización para que la joven se fuera a vivir al castillo con el gigante.
La joven se sentía feliz aprendió a tocar el piano, a cantar tenía una linda voz y el gigante pasaba gran parte del tiempo con ella. La joven leía y después comentaban pasajes del libro. El gigante le enseñó a elegir sus trajes, a combinar colores y accesorios y también le tomo lecciones de dibujo. La vida de la joven cambió totalmente ahora era una hermosa dama culta y brillante.
El gigante se enamoró de ella, pero no se atrevía a demostrar sus sentimientos. Hasta que un día encontró su diario de vida y después de leerlo se dio cuenta que ella también lo quería, pero que tenía miedo que él se diera cuenta y la devolviera al convento.
El gigante habló con la joven y le dijo: cuanto la admiraba y lo rápido que había aprendido todo lo que se le había enseñado, la joven se puso a llorar creyó que él ya no la quería en el castillo, pero el gigante tomando su mano le dice: que desea que sea su esposa; su compañía, dedicación y cariño que le había dado todo este tiempo le había hecho darse cuenta que sus sentimientos eran más profundos y deseaba vivir con ella para siempre.
La joven con una alegría inmensa lo abraza y le dice: “Nunca me imaginé que me casaría con el Gigante elegante”.
Elfridia
17-Abril-2013
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