martes, noviembre 16, 2010

La Perla


En una casa muy linda vivían con sus papás y sus abuelos tres niños amorosos, una niñita y sus hermanitos que eran mellizos, tenían unos inmensos ojos azules y se parecían mucho a su papá. La “mama” que era la mamá de la mamá, les regaló una gatita, que ellos llamaron Perla. La Perla era de color blanco con manchitas café simpática y juguetona, los niños pasaban horas en el jardín viéndola jugar, cazaba mariposas y corría tras una pelota imaginaria, era todo un espectáculo verla. 


La gatita no tenía permiso para entrar a la casa, pero apenas encontraba una puerta abierta pasaba y se iba al dormitorio de los niños y en la mañana llegaba a despertarlos antes del desayuno. Un día apareció en el jardín un inmenso conejo blanco y la Perla hacía toda clase de gracias para atraer su atención,  pero éste no la miraba, ella dando toda clase de saltos terminaba en la espalda del conejo, pero éste de un solo sacudón la tiraba lejos.  La Perla no se daba por vencida y seguía intentando que el conejo la mirara. Los niños los veían jugar y se reían de las gracias de la Perla. 

No pasaron tres días y apareció el dueño del conejo que era un vecino y se lo llevó, para felicidad de la mamá que ya no le quedaban plantas el conejo había comido todas sus hojas, pero a la gatita no le agradó que se llevaran a su amigo. Los niños la mimaban y jugaban con ella hasta que llegaron las vacaciones y se fueron a la playa, quedando la Perla con los abuelos y las nanas. La gatita todos los días se iba muy triste al jardín y se paraba en la reja. 

Una niña que pasaba cerca de la reja la vio y fue dónde ella y haciéndole cariño le dijo: ¡Que linda gatita! La miró un momento y se fue, la Perla saltó la reja y la siguió, la niña se dio vuelta y la tomó en sus brazos y le dijo; pobre gatita estás tan sola, vente conmigo a mi casa! Y se la llevó. 

Llegaron los niños de la playa y no encontraron a su Perla. Salieron a buscarla, le preguntaron a los vecinos: ¿han visto a una gatita que se llama Perla? Por favor si la ve devuélvamela, porque es de nosotros, pero nadie había visto nada. La “mama” cuando supo que la gatita se había ido, les ofreció regalarles otra gatita cuando la gata tuviera sus gatitos. Los niños se pusieron muy contentos pensando que les iba a llegar otra gatita, y a ésta no la iban a dejar nunca más sola.

Elfridia
18-Abril-1990

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