Se dibujan en el cielo miles de caballitos rosados que galopan veloces hasta perderse en un azul intenso. Se va el último rayo de sol y el joven pintor se da cuenta que no ha pintado nada, se ha quedado embelesado mirando esta maravilla de la naturaleza.
Toma sus pinceles, la tela, las cajas de colores, el caballete y se va camino del pueblo donde alquila una habitación. Llega de noche come y se acuesta pensando que al día siguiente pintará el cuadro. Al otro día se levanta temprano y sale a caminar por la campiña; Los prados están verdes, las flores amarillas y azules adornan los campos, los árboles de follaje verde claro y oscuro le dan un fondo muy hermoso, el viento es suave y perfumado.
El joven pintor llega al mismo lugar dónde estuvo la tarde anterior y coloca en el caballete la tela abre las cajas de colores y toma sus pinceles el momento ha llegado.
Las nubes que se acercan van formando flores gigantes amapolas rojas que se deshacen con el viento, lilas que cambian de violeta intenso a violeta suave, claveles amarillos como el oro, espigas doradas que se juntan y forman una inmensa gavilla para separarse y quedar flotando en la nada.
Se va el último rayo de sol y el joven pintor mira su tela.… Queda feliz…. Sus pinceles han traspasado a la tela todo lo que sus ojos han captado, Las formas y colores que por un momentos estuvieron en el cielo dibujados, guarda sus cosas y se encamina al pueblo.
Al llegar la dueña de la casa se acerca al joven pintor y le dice que necesita que le pague el dinero de la habitación. El joven pintor había gastado todo el dinero y solo le queda la tela se la da a la señora y piensa…. Mañana pintare otra tela.
El cuadro queda colgado en el comedor de la casa. El joven pintor se marcha buscando otra fuente de inspiración para su próximo cuadro.
Elfridia.
04-Abril-1990.
04-Abril-1990.
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