Un gigante muy inquieto e inteligente estaba siempre ocupado haciendo cosas y su tiempo se le iba volando, no alcanzaba a hacer todo lo que quería. Hacía muchas cosas, pero aún deseaba hacer muchas más sólo trabajaba y no le quedaba tiempo para divertirse. Un día que iba muy apurado a su trabajo sintió una música muy linda, se acercó a una casa y vio por la ventana a una hermosa joven tocando el piano se quedó quieto escuchando la melodía y la disfrutó enormemente. ¡Era tan bonita! Cuando la joven terminó de tocar el piano él le habló: bella joven que bien toca …¡qué linda música! La joven le sonrió, le dio las gracias y le dijo: si le gusta como toco el piano, le puedo enseñar.
El gigante le agradeció, pero le dijo: no tengo tiempo. La joven le contestó: mi tiempo es el mismo que el suyo, sólo que lo empleamos en cosas diferentes.
El gigante se despidió y quedó de pensarlo. Ese día mientras trabajaba pensó en lo que le había dicho la joven. El jamás tenía tiempo para la música u otra cosa que le produjera agrado sólo trabajaba. Sería maravilloso tocar el piano.
Al otro día fue donde la joven y le pidió que le enseñara a tocar el piano. Ella todos los días le dio una lección de música hasta que el gigante aprendió a tocar. Se sentía transportado a un mundo maravilloso. Su vida había cambiado totalmente, seguía trabajando, pero se había dado un tiempo para sí mismo y lo había hecho muy feliz.
28- Mayo-1990
Elfridia
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