En ese momento salió la señora y se fue con el niño. Beatriz corrió a la casa y le pidió a su mamá que le enseñara a hacer un muñeco. La mamá compró unos moldes de un payaso y le ayudó a Beatriz a hacerlo. El payaso quedó muy simpático, con su cara pintada, su cabello de lana color amarillo, un bonete de paño negro y el traje de dos colores en seda verde y fucsia con un gran cuello blanco y zapatos negros. La niña lo encontró muy bonito.
Cuando vino nuevamente la señora, Beatriz le preguntó por Ernesto, ella le respondió que era su sobrino que había venido a visitarla unos días y había vuelto a su casa en el campo. Beatriz le dijo que había hecho un payaso para él, y por favor cuando viniera nuevamente lo trajera. Pasaron algunos meses, la mamá de Beatriz estaba extrañada; el payaso había quedado muy lindo, Beatriz estuvo muy interesada en hacerlo y ahora no jugaba con él lo tenía guardado en su cómoda. Una mañana llegó a la casa la señora con Ernesto y Beatriz al verlo corrió a su cómoda sacó el payaso y se lo llevó; El niño lo mira y no se atreve a tomarlo, Beatriz le dice: por favor tómalo lo hice para ti. Ernesto lo tomó y no dijo nada la señora le dio las gracias por él y se fueron.
Beatriz entró en la casa y la mamá que había visto todo le dice: me alegro mucho que le regalaras el payaso a ese niño, le has dado una gran alegría. Beatriz la mira y le contesta él no me dio las gracias pero sus ojos brillaron de felicidad. La mamá le dice: él no te dio las gracias, porque estaba muy emocionado con el hermoso regalo que le diste. Mamá, yo quería ver su cara al recibir el regalo; se lo había hecho para él y he sentido una gran alegría al verlo tan feliz. Sí dice la mamá…. es maravilloso sentir la felicidad cuando tú la das …
Elfridia
23 Enero 1991
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