Esta era una gitanilla que salía todos los días con Samppi. este era su pequeño mono y la acompañaba a recorrer los lugares que visitaban con la tribu, siempre acampaban cerca de pueblos, aldeas o villas. La gitanilla bailaba tocando una pandereta y Samppi saltaba y hacía piruetas la gente se reía y celebraba el baile de la gitana, le tiraban unas monedas en un pañuelo que ella ponía en el suelo. La gitanilla era muy alegre, pero muchas veces sentía que había un vacío en su vida; Los gitanos la trataban bien y ella ayudaba trayendo algunas monedas que conseguía con sus bailes y las piruetas de Samppi.
La gitanilla sentía que Samppi la quería más que todos los gitanos. Ella también quería a Samppi más que a nada en el mundo.
Los gitanos la trataban bien
solo que nunca le habían dicho quienes eran sus verdaderos padres, le decían:
que no debía pensar en el pasado; solo importaba el presente. Un día que
bailaba en una aldea cerca de un
castillo oyó una conversación de dos gitanos; uno le decía: al otro fue una mala idea
venir cerca del castillo puede alguien reconocerla, no te preocupes dijo el gitano ha pasado tanto tiempo que nadie se debe acordar de lo ocurrido.
La gitanilla se dio cuenta que hablaban de ella y quiso saber que había
pasado en el castillo un tiempo atrás.
Le preguntó a un hombre que vendía frutas en la
calle y este le dijo que no se acordaba pero algo había sucedido había una
mujer que había servido en el castillo ella debía acordarse.
La gitanilla buscó a la mujer y
al encontrarla le preguntó que había pasado en el castillo unos años atrás. La mujer al verla pegó un grito eres la hija
del Conde quién te ha contado todo, la gitanilla le contestó nadie me ha contado
nada solo espero que me diga lo que pasó en el castillo y quién es el Conde que
nombró; La mujer le dijo: eres igual a la Condesa ella falleció al nacer tú y fue tanta la
confusión que la persona que nos atendió se equivocó, porque yo también tuve a
mi hija ese día, que fue entregada a el Conde y su verdadera hija me la entregaron a mí, pero como yo no
podía criarla se la dí a los gitanos.
A los pocos días se supo la verdad de lo que había ocurrido yo perdí mi
empleo, pero dejaron a mi hija en el castillo a pedido del Conde.
Se dio aviso a todos que unos gitanos
se habían llevado a la hija del Conde y él que dieran cuenta de su paradero, se
le daría una recompensa porque el Conde buscaba a su hija que se había
extraviado. La gitanilla no sabía que hacer, ir donde el Conde o ir donde los
gitanos y decirle lo que le había contado la mujer, pero que era lo que
los gitanos sabían, ellos nunca le
habían dicho nada.
Decidió ir donde el Conde; consiguió entrar al castillo les dijo a los
guardias que venia a bailar para los señores y estos la dejaron entrar; El conde al oír que
una gitanilla venía a bailar fue al patio del castillo y al ver los ojos verdes
y el cabello negro de la gitanilla que eran iguales a los de la Condesa se dio cuenta que
era su hija, cuando terminó de bailar se acercó a ella y le preguntó que edad
tenía la gitanilla le respondió que no lo sabía porque los gitanos nunca se lo
habían dicho. El Conde la abraza y le dice eres mi hija la gitanilla se emociona y corresponde a su abrazo, pero
el rey y todos los nobles y caballeros
que vieron bailar a la gitanilla ya se habían dado cuenta que era la niña que
se había extraviado.
El rey intervino e hizo llamar a los gitanos; estos vinieron y solo dijeron que a ellos le habían pedido que se llevaran a la niña, su madre no podía criarla.
El Conde ordenó a las doncellas que bañaran a la niña y la vistieran
para presentarla en la corte.
Y así fue que la gitanilla y su pequeño Samppi se quedaron en la corte
donde fue educada como una Condesa con los cuidados de su padre que había
recuperado a su querida hija
Elfridia
31-Octubre-2012
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