Erase una vez en un lugar muy lejano donde vivía un noble se preparaba la boda de su hija; la joven no conocía a su futuro esposo, la habían comprometido cuando ella nació y ahora era el momento de casarse e irse con él a su castillo.
Ella estaba asustada su educación había sido excelente y sus padres le
habían dicho que sería muy feliz, pero como toda joven había soñado con un
príncipe y no sabía como era su futuro esposo.
Al verlo llegar se dio cuenta que no era joven, pero era apuesto y
demostraba tener un gran dominio de sus actos; fue muy gentil al saludarlos y
beso su mano mirándola a los ojos se hicieron todas las presentaciones y se
efectuaron los festejos de la boda.
La
joven se sentía inquieta no habían hablado una sola palabra, él era un
gran amigo de su padre y todo había sido
conversado entre los dos; ella solo sabía que era un noble que sus dominios
eran inmensos y que la llevaría a su castillo.
Después de la boda al llegar al castillo todo el personal del de
servicio los estaba esperando para recibirlos, una doncella la llevo a sus
habitaciones y la ayudo a refrescarse del viaje. Recién en ese momento se dio
cuenta que ya estaba en su nuevo hogar, el castillo era inmenso y se veía muy
oscuro y sombrío los muebles y cortinajes antiguos, no había nada alegre o que
le diera un toque vida a todas esas
habitaciones que parecía que no había habitado nadie por mucho tiempo. El Conde
la visita en sus habitaciones y le pregunta si son de su agrado ella le
responde: que son cómodas y si él lo permite le agradaría darle un toque
personal. El mira la habitación y le dice: que por años el castillo se
conservado igual, que ha pertenecido siempre a su familia y que después que
fallecieron sus padres él lo cerró y se fue a vivir cerca del mar. Pensando en
su casamiento lo hizo abrir y habilitar conservándolo tal cual había estado
siempre. Si su deseo era cambiar algo le agradecería que fuera dentro del
estilo y hábitos de vida del castillo.
Hizo una reverencia y se fue. La
Condesa se quedo pensativa, la doncella le dice: su señoría
debe tener mucho cuidado se dice: que el castillo reacciona según la gente que
vive en el y si es de su agrado todo sale bien, pero si no le gusta pasan cosas
muy extrañas hasta que terminan fuera del castillo. ¿Cómo fuera del castillo?
Pregunta la Condesa ,
la doncella le cuenta que un tiempo atrás unos parientes lejanos del Conde
vivieron en el castillo por muy corto tiempo
se comentaba que era un favor que les había hecho el Conde, pero desde
el primer momento el castillo los rechazó, se les cerraban las puertas casi en
sus narices, si cambiaban algún mueble este al momento volvía a su lugar de
origen, casi se volvieron locos y decidieron irse. La Condesa la escucho le
agradeció su atención y le dijo que la dejara sola. Miró la habitación y cambio
de lugar un sillón y lo puso cerca de la ventana a su lado colocó una
pequeña mesa de arrimo, salió de la
habitación y se fue al jardín que estaba bien cuidado, pero para su gusto le
faltaba color, muchos árboles y arbustos, algunos macizos de flores le darían
vida llamó al jardinero y le dio algunas instrucciones.
Esa noche cuando estaban en el comedor, ella vestida con un hermoso
traje verde de seda y él muy gentil le
dice: el color verde es un hermoso color y la hace ver aún más bella, la Condesa agradece la
gentileza. El Conde comenta que en la mañana vendrán a buscarlo para ir de caza
con unos amigos, cree que estará afuera por algunos días. Ella le cuenta que ha
hecho algunos cambios en la habitación y en el jardín a dado instrucciones de
colocar algunos macizos de flores. El Conde no le presta atención.
El Conde entra a la habitación de la Condesa y ve que muebles y cortinas han sido
cambiados. ¿Qué ha pasado aquí? La
Condesa lo mira y responde solo unos pequeños cambios. Cómo
unos pequeños cambios ningún mueble está en su sitio.
Señor le dice: al lado de la ventana tengo la luz que necesito para leer
y este sillón es tan cómodo que no dan deseos de pararse de él sus ojos brillan
y una linda sonrisa ilumina su rostro, el la mira, la encuentra hermosa y el
sillón y la mesa al lado de la ventana son un lindo marco para su bella esposa.
Y así pasan los días y la
Condesa con la ayuda del castillo que no se opuso a sus
deseos logró no solo cambiar todo si no que también conquistar a su apuesto
esposo.
Elfridia
09*Febrero*2013
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