miércoles, octubre 02, 2013

El Orden De Gabriela

Una niñita que admiraba mucho a su papá y deseaba ser como él, pero las cosas no le resultaban como ella quería. Todos los años al inicio del colegio se hacía el firme propósito de tener los cuadernos ordenados y en limpio, pero no pasaba un mes y se atrasaba en pasar del cuaderno en borrador al cuaderno en limpio y terminaba haciendo todo apurado con su letra patas de gallo.
Ella pensaba…. ¿porqué no puedo tener los cuadernos tan ordenados como mi papá?....sus libros están impecables….y ese libro blanco de tapas brillantes, tan grande que tenía un atril en el suelo para leerlo. Le encantaba esa letra tan bonita. El papá le decía: es letra gótica, la aprendí en el colegio. Aquí está la historia de toda nuestra familia, es el árbol genealógico, con todas las ramas de padres, hijos, nietos, biznietos, tataranietos, y la historia de cada uno de ellos. El se había dado el trabajo de hacerlo.
La mamá era una persona que vivía su vida, no le daba mayor importancia al orden de las cosas; sabía donde encontrarlas. Un libro podía estar en una mesa de arrimo hasta que terminara de leerlo sin volver al estante de los libros; Su costurero podía estar en el dormitorio, en el comedor, en la cocina o donde ella lo hubiese estado ocupando sin volver al closet donde lo guardaba hasta después de un tiempo.
El papá jamás dijo nada, su mente era ordenada, pero nunca le pidió a la mamá que lo fuera. La aceptaba tal cual era.
Gabriela se daba cuenta que tenía mucho de su mamá, que trataba de ser como el papá, pero no le resultaba. Fue creciendo con esta lucha en su interior, de ser ordenada y hacer las cosas bien, más sus buenos propósitos no llegaban a realizarse. Si arreglaba un cajón de la cómoda su orden no le duraba una semana; al sacar una blusa apurada, desordenaba todas las demás, la nana las ordenaba; Era tan difícil tener todo en orden.
El tiempo fue pasando, Gabriela se casó y como siempre sus propósitos fueron tener su casa ordenada, impecable, pero esto tampoco fue posible. Llegaron los hijos y apenas tenía tiempo para mantener las cosas en su lugar. Y así los hijos crecieron y llegaron los nietos. A Gabriela le fue dando tiempo para mantener todo en orden, pero su marido cada vez le exigía más,  y un día le dijo: ¡Gabriela…. No eres perfecta!.... Ella sintió como si su mundo interior se desmoronase. Nunca había tratado de ser perfecta, sólo quería tener las cosas ordenadas y mantenerlas así. Su papá le había dicho para todo hay un orden en la vida y no podemos tratar de torcer el orden natural de las cosas. ¿Gabriela, acaso no es más fácil encontrar algo si lo guardas siempre en el mismo lugar?
Gabriela se sintió abatida y dejó de preocuparse por que todo estuviera impecable.
Un día, un nieto el más pequeño de nueve años le dice  ¡abuela….! ¿Qué tienes? estás distinta es como si hubieses perdido el deseo de hacer las cosas, la casa ya no está como si no viviese nadie en ella, esta todo limpio pero los cojines de los sillones sin inflar, las revistas encima de la mesa, los lentes en cualquier mueble, ¡que ha pasado abuela? La casa me gusta más como está ahora, pero quiero verte activa recogiendo, cosas ordenando, así me parecías feliz; Gabriela mira a su nieto y le dice. Robertito me has hecho ver con claridad algo que toda mi vida busqué sin encontrar.
No hay nada perfecto, pero debemos de tratar de ser lo mejor posible y buscar un equilibrio en las cosas, que la casa no parezca que está sin habitar, porque todo está como si nunca se tocara, pero tampoco que haya un desorden que no se pueda vivir en ella. Creo que mi padre, tu bisabuelo lo entendía así, porque nunca le pidió a tu bisabuela que tuviera todo ordenado, ella tenía su propio orden.
Robertito se abraza a su abuela y le dice: ¡….deseo verte contenta….! La casa me gusta como tú la tienes, porque yo te quiero a ti


                                                                          10- Abril-1992 
Elfridia

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