En una sala muy linda encima de una cómoda antigua con cubierta de
mármol de Carrara estaba un payaso de cristal: sus pantalones transparentes con
manchas rojas y blancas tres grandes botones azules en la chaqueta y una
corbata humita verde oscuro que casi tapaba toda su cara su sombrero de copa
celeste, guantes blancos y unos inmensos zapatos negros completaban su tenida,
su cara era alegre el cabello como estopa amarilla, pero lo que más llamaba la
atención era la sonrisa de oreja a oreja que daba vida a su cara.
La nariz roja y sus ojos de un negro profundo que dominaban toda la sala, a un lado en un librero había una hermosa bailarina de porcelana como un cisne blanco con sus zapatillas en puntas y una toca de plumas blancas que sujetaban su cabello, se veía etérea y con un dejo de tristeza en su cara, la claridad que entraba por la ventana se fue apagando llegaron las sombras y una hermosa luna alumbró la sala las estrellas se acercaron y titilaban como si quisieran entrar por la ventana: el payaso miró a la bailarina y le preguntó:¿Porqué estaba triste? Ella le respondió por que estaba inmóvil y no podía dar ni un solo paso. El payaso se acercó la tomó de la mano y en ese momento una música suave inundó la sala. El payaso la llevaba dulcemente y ella se deslizaba y daba vueltas en el aire su mano en su mano sus ojos en sus ojos no necesitaban hablarse era un momento mágico una atracción tan intensa los envolvía que no se dieron cuenta como las horas pasaban, bailaron toda la noche y al llegar la claridad de la mañana el payaso dejó a la bailarina en el librero y el se quedó en la cómoda antigua de la sala. Todo era silencio, de pronto se llenó de ruidos y llegó una mucama a hacer el aseo ordenó, sacudió y tomó al payaso lo miró y pensó nunca antes había visto esta lágrima de cristal en la cara del payaso esto era muy raro, lo dejó cuidadosamente encima de la cómoda, siguió ordenando y llegó donde la bailarina la tomó y su asombro fue inmenso al ver una linda sonrisa en su cara, ella siempre le había visto una triste mirada. La mucama nunca supo que la lágrima del payaso era de alegría por haber logrado que sonriera la hermosa bailarina de porcelana.
La nariz roja y sus ojos de un negro profundo que dominaban toda la sala, a un lado en un librero había una hermosa bailarina de porcelana como un cisne blanco con sus zapatillas en puntas y una toca de plumas blancas que sujetaban su cabello, se veía etérea y con un dejo de tristeza en su cara, la claridad que entraba por la ventana se fue apagando llegaron las sombras y una hermosa luna alumbró la sala las estrellas se acercaron y titilaban como si quisieran entrar por la ventana: el payaso miró a la bailarina y le preguntó:¿Porqué estaba triste? Ella le respondió por que estaba inmóvil y no podía dar ni un solo paso. El payaso se acercó la tomó de la mano y en ese momento una música suave inundó la sala. El payaso la llevaba dulcemente y ella se deslizaba y daba vueltas en el aire su mano en su mano sus ojos en sus ojos no necesitaban hablarse era un momento mágico una atracción tan intensa los envolvía que no se dieron cuenta como las horas pasaban, bailaron toda la noche y al llegar la claridad de la mañana el payaso dejó a la bailarina en el librero y el se quedó en la cómoda antigua de la sala. Todo era silencio, de pronto se llenó de ruidos y llegó una mucama a hacer el aseo ordenó, sacudió y tomó al payaso lo miró y pensó nunca antes había visto esta lágrima de cristal en la cara del payaso esto era muy raro, lo dejó cuidadosamente encima de la cómoda, siguió ordenando y llegó donde la bailarina la tomó y su asombro fue inmenso al ver una linda sonrisa en su cara, ella siempre le había visto una triste mirada. La mucama nunca supo que la lágrima del payaso era de alegría por haber logrado que sonriera la hermosa bailarina de porcelana.
Elfridia
20*Abril*1990
No hay comentarios:
Publicar un comentario