Era una tortuguita que vivía en un
bosque junto a un lago, los conejos, las ardillas, los coipos y todos los
pájaros que llegaban al bosque, los tordos que se veían azulados de lo negro
que eran, las loicas con sus pechos rojos, los loros verdes, las garzas blancas,
las tagua-tagua que se sumergen en el
agua desapareciendo para volver a aparecer, perdices, codornices, tórtolas,
todos eran amigos, les encantaba jugar.
Un día que había escondido su cabeza las ardillas la empujaron y rodó hacia el
lago, pero antes de caer al agua la detuvieron los coipos.
Las garzas blancas y los patos negros
que estaban en el agua aplaudieron con sus alas a los coipos por haberla
salvado de caer al agua; La tortuga sacó su cabeza muy asustada, pero luego
sonrió feliz a sus amigos.
Una tarde cerca del crepúsculo estaban todos jugando cuando sintieron un
inmenso ruido, era dentro de la tierra todo se empezó a mover y los árboles se
agitaban como cuando se sacude un plumero, sus hojas sonaban como latitas que
se golpean unas contra otras, el agua del lago se recogió en el borde y saltó,
los acantilados del lago se desplomaron al agua haciendo un gran ruido y
levantando una nube de polvo.
Todos los animalitos estaban asustados, la tortuguita no se movió hasta que pasó ese estruendo, en un momento
creyó que la tierra se iba a abrir bajo sus patas era tan fuerte el ruido que
hacía. Pasó todo y volvió la tranquilidad
vino una ráfaga de viento movió
las hojas que sonaron como un murmullo y el eco de ese ruido se lo llevó el lago
hasta la montaña. Los animalitos y pajaritos del bosque habían pasado un gran
susto, pero luego volvieron a correr y
jugar y los pájaros con sus trinos alegraron el bosque.
Unos pocos días después hubo otra conmoción; Oyeron ladridos de
perros y todos los pájaros se echaron a
volar los conejos y las ardillas
corrieron a esconderse entre la maleza y la zarzamora; La tortuguita no alcanzó
a moverse; De repente sintió un golpe alguien había tropezado con ella y una mano la
levantó en el aire y luego la metieron en un bolso oscuro. El cazador que encontró a la
tortuguita se la llevó a su casa y cuando llegó la puso en la mesa de la cocina
y llamó a su señora y a sus dos niñitas que eran muy lindas y amorosas; La
mayor se parecía mucho a su papá, y la menor a su abuela tenía la misma sonrisa
de ella.
La mayor era alta y delgada y sus
ojos café claros eran tiernos y trasmitían una gran sensibilidad era atenta y cariñosa con todos le encantó la tortuguita. A la menor también
le gustó mucho ella era totalmente diferente
a su hermana, rubia, con reflejos dorados como el sol, alegre juguetona y de
una gran chispa.
A la tortuguita le pusieron Juanita.
Juanita estaba muy triste echaba de
menos a sus amigos del bosque y pasaba escondida en su caparazón; Las niñitas
iban a verla, pero ella escondía su cabeza y no salía. Tenía de todo la casa era preciosa un jardín lleno de flores y el pasto parecía
una alfombra verde también venían unos
pajaritos, pero ella ni los miraba.
Las hermanitas la mimaban y le daban
su comida, estaban muy extrañadas, porque Juanita se encerraba escondiendo su
cabeza y no salía.
Pasó el tiempo las niñitas seguían
dándole cariño y cuidándola. La tortuguita se fue acostumbrando a verlas y
empezó a quererlas, asomaba su cabeza cuando las veía y trataba de andar al
paso de ellas, pero por mucho que se apurara no las alcanzaba. Las niñitas se
reían y jugaban con ella.
Hizo otros amigos los pajaritos que
llegaban al jardín, zorzales, picaflores, palomas la acompañaban cuando las
niñitas estaban en el colegio.
La tortuguita se sentía feliz,
no había olvidado a sus amigos del bosque, pero el cariño y cuidado de las hermanitas
habían conquistado su corazón.
29-Mayo -1990
Elfridia
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