Tres hermanitos fueron una tarde al circo con su nana; toda la semana habían oído la propaganda del circo, la alegría de los payasos en las calles, los perritos amaestrados que cantidad de emociones y sorpresas los esperaban esa tarde, empezó la función: El desfile de presentación de los artistas encabezados por la banda con chaquetas rojas, botones dorados y pantalones azules, la música alegre, detrás de ellos los trapecistas con sus mallas y capas brillantes, ilusionistas, los perritos amaestrados, los caballitos blancos con su domador y una linda niña con su traje de danza sentada en el anca de uno de los caballitos. Al final los payasos, cinco, seis, siete, vienen todos juntos en un montón no se puede saber cuanto son. Los niños aplauden felices, empieza la magia del circo, su atención se concentra en los trapecistas que vuelan en el espacio de un trapecio a otro, el parador los recibe lo sujeta y lo lanza de nuevo al trapecio vacío que viene en su busca. ¡Que emoción!.. Nadie se mueve. Al terminar el número los aplausos son generales, salen los payasos, se ríen, se caen, se pegan, dicen chistes, los niños se sienten identificados con ellos; son graciosos, son simpáticos, sus ropas grandes de colores llamativos les llama la atención. Sale el ilusionista los deslumbra con sus trucos cómo apareció ese conejo en su sombrero?, cómo voló la paloma de una flor?, porqué de sus bolsillos no terminan nunca de salir pañuelos de colores amarrados uno con otro? Van pasando tantas cosas ante sus ojos que no alcanzan a retenerlas todas. Los perritos saltan, bailan y obedecen al domador que los dirige; los caballitos corren por la pista con la hermosa niña que se para se sienta en plena carrera sobre el anca de uno de los caballitos. Llega el final de la función y los niños no desean irse todavía, siguen encantados con la magia del circo. Vivieron una tarde mágica y en su mundo de niño aún más maravillosa. Elfridia Talca*07*11*1990
domingo, noviembre 22, 2020
El Circo
Tres hermanitos fueron una tarde al circo con su nana; toda la semana habían oído la propaganda del circo, la alegría de los payasos en las calles, los perritos amaestrados que cantidad de emociones y sorpresas los esperaban esa tarde, empezó la función: El desfile de presentación de los artistas encabezados por la banda con chaquetas rojas, botones dorados y pantalones azules, la música alegre, detrás de ellos los trapecistas con sus mallas y capas brillantes, ilusionistas, los perritos amaestrados, los caballitos blancos con su domador y una linda niña con su traje de danza sentada en el anca de uno de los caballitos. Al final los payasos, cinco, seis, siete, vienen todos juntos en un montón no se puede saber cuanto son. Los niños aplauden felices, empieza la magia del circo, su atención se concentra en los trapecistas que vuelan en el espacio de un trapecio a otro, el parador los recibe lo sujeta y lo lanza de nuevo al trapecio vacío que viene en su busca. ¡Que emoción!.. Nadie se mueve. Al terminar el número los aplausos son generales, salen los payasos, se ríen, se caen, se pegan, dicen chistes, los niños se sienten identificados con ellos; son graciosos, son simpáticos, sus ropas grandes de colores llamativos les llama la atención. Sale el ilusionista los deslumbra con sus trucos cómo apareció ese conejo en su sombrero?, cómo voló la paloma de una flor?, porqué de sus bolsillos no terminan nunca de salir pañuelos de colores amarrados uno con otro? Van pasando tantas cosas ante sus ojos que no alcanzan a retenerlas todas. Los perritos saltan, bailan y obedecen al domador que los dirige; los caballitos corren por la pista con la hermosa niña que se para se sienta en plena carrera sobre el anca de uno de los caballitos. Llega el final de la función y los niños no desean irse todavía, siguen encantados con la magia del circo. Vivieron una tarde mágica y en su mundo de niño aún más maravillosa. Elfridia Talca*07*11*1990
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