Un día encontraron
entre la maleza una pelota muy linda; era celeste con lunares naranjas, la
tomaron y empezaron a jugar con ella. Al
llegar a la casa la mamá les preguntó de quien era la pelota, ellos le
respondieron que la habían encontrado entre la maleza en el campo.
Al otro día salieron a
jugar con la pelota, estaban felices jugando cuando de repente vuelan unos
pájaros; el niño mayor dice: me gustaría volar como los pájaros y en ese
momento sale una luz naranja de la pelota, lo envuelve y le crecen unas
hermosas alas. El hermanito menor se
queda admirado viendo a su hermano con alas y tratando de volar. Después de algunos intentos se eleva no muy
alto y vuela está maravillado!... es muy
entretenido y vuela una y otra vez mientras su hermano lo mira.
Después de un rato el
más pequeño le dice: y cómo lo vas a hacer esta noche? Vas a tener que dormir
parado o romperás tus alas. El niño mira
las alas y piensa que es entretenido volar, pero él no las quiere para siempre y dice: deseo ser como antes y no tener alas, la pelota se ilumina y sale la luz naranja de
los lunares, envuelve al niño y las alas desaparecen.
Al llegar a la casa,
el hermano mayor le dice al más pequeño que no cuente nada y éste promete no
hacerlo. A los pocos días cuando estaban
jugando, ven salir saltando un hermoso conejo blanco y el niño mayor dice: me
gustaría saltar tan rápido como ese conejo; En ese momento sale la luz naranja
de la pelota celeste y envuelve al niño.
Sus brazos y piernas se convierten en patas de conejos, el niño empieza
a saltar tan rápido como el conejo. Su
hermano lo mira asustado, él piensa que no le gustaría tener esas patas, ¡que
iría a pasar con su hermano! Después de correr y saltar un rato, estaba muy
cansado y dice: quiero ser como antes y no tener más estas patas de conejo En ese momento sale la luz naranja de la pelota
y envolviendo al niño hace desaparecer las patas de conejo. El más pequeño saltaba de alegría; su hermano
había vuelto a ser como era. Así fueron
pasando los días y siempre que salían a jugar no se alejaban mucho de su
casa. Un día caminaron sin darse cuenta
hasta una laguna y vieron unos hermosos cisnes negros de cuello blanco nadando
en esas aguas cristalinas rodeadas de matorrales.
El hermano mayor dice:
me gustaría nadar como un cisne; No
acaba de terminar la última palabra y sale la luz naranja de la pelota celeste
y lo envuelve convirtiéndolo en un cisne negro de cuello blanco.
El niño más pequeño se
asustó; esta vez no habían sido solo alas o patas, se había transformado
entero. Era un cisne y con todos los
otros cisnes él no sabía cual era su hermano.
Empezó a pasar el tiempo y el chico se puso intranquilo, se paseaba y
miraba los cisnes tratando de descubrir cual era su hermano. En un momento que se acercó a los matorrales
se le cae la pelota y rueda entre ellos, no puede alcanzarla y no sabe
donde cayó; la empieza a buscar, no
la encuentra y se
pone a llorar. En ese momento ve
un cisne negro que se acerca a la orilla él le grita que se le ha perdido la
pelota. El niño que estaba convertido en cisne pensó: tengo que pedirle a la
pelota que me vuelva a mi forma natural, puede que no esté muy lejos y me lo
conceda, pero no fue así. El niño siguió
convertido en cisne. Cuando el miedo se
estaba apoderando de él su hermanito
pensó: yo puedo pedir un deseo y si la pelota está cerca me lo concederá y así
lo hizo. Quiero que la pelota venga a
mis manos y vio la luz naranja y luego sintió
la pelota en sus manos. El cisne al ver
esto pidió inmediatamente: ¡...
quiero ser como era y no ser más un cisne...!
La luz naranja lo envolvió y el cisne desapareció quedando el niño, que
se abrazó con su hermano menor lleno de alegría y éste al abrazarlo soltó la
pelota que corrió nuevamente entre los matorrales. Los dos hermanos se miraron
y sin decir una sola palabra se fueron a su casa. Era muy tarde para buscarla y
los dos estaban muy contentos de ser como eran
Elfridia
14-Marzo-1991
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