domingo, febrero 14, 2021

El Maravillodo mundo de Emilia


 

 





Emilia era una niñita que la mayor parte del tiempo soñaba y muchas veces mezclaba sus sueños con la realidad. Ella veía algo que le agradaba y su mente volaba tejiendo miles de fantasías; lo real que veía lo llevaba con su imaginación a un mundo maravilloso que solo existía en su interior.

A medida que crecía fue aprendiendo y conociendo tantas cosas y todo le llamaba la atención; la naturaleza le encantaba, los colores la dejaban admirada, podía mirar horas el colorido de las flores, el verde de los árboles y el prado, el azul del cielo con sus tonos cambiantes de un cielo claro y limpio a un cielo oscuro y gris, todo lo que veía quedaba grabado en su mente,

Emilia era muy buena alumna y se destacaba en las clases de dibujos, tenía una facilidad increíble para darle forma y colorido a sus dibujos. El profesor le decía: Estoy admirado y Emilia respondía, y yo también, para mí dibujar es algo que nace solo; Lo siento, lo llevo dentro y me realizo al ver que puedo traspasarlo, porque el resultado es hermoso. Un verano que Emilia  estaba de vacaciones en la playa con sus padres en un momento que se quedó sola empezó a soñar…. Emilia….Emilia…., siente que sus padres la llaman; vuelve a la realidad y corre a juntarse con ellos. El tiempo pasa y Emilia cada vez siente más inclinación por la pintura, aprende a pintar al óleo y su dormitorio se llena de pinceles, telas, cajas y pomos de colores, atriles, caballetes y diluyentes para quitarle la pintura a los pinceles. Sus padres  al ver esto le arreglaron un taller para ella y allí en su rinconcito como Emilia  lo llamaba empieza a crear sus primeros cuadros. Tenían algo muy especial, era el toque personal de Emilia; una transparencia y un colorido que solo ella lo podía dar. Llega un día el profesor de dibujos, un señor de edad; viene a verla y Emilia lo lleva a su taller para mostrarle las pinturas. El profesor las mira, y dice: son muy hermosas; y en todas ellas hay una transparencia que solo Emilia consigue. En la primera tela  hay una niña muy etérea, con su cabello rubio al viento, con una túnica amarilla iluminada por un rayo de sol, va en el anca de un caballito blanco azulado que tiene la transparencia del cristal, el profesor le dice: esta tela tiene tu toque; la transparencia del caballito, ningún otro pintor se la podría dar. Al mirar otra de las telas ve una hermosa mariposa de alas transparentes en tonos de azules y verdes, está revoloteando alrededor de una flor con pétalos en tonos rosas aterciopelados, la flor dan deseos de tomarla y las alas de la mariposa al mirarlas son de una transparencia total. Hay telas por todas partes y en una de ellas que está cerca de una gran ventana, hay un niño sentado en un tronco en tonos  de café, naranjas y amarillos, tiene puesto un sombrero de paja roto y a sus pies echado un perro, un gran pastor alemán, el perro en tonos celestes y blancos que le dan una transparencia como si no fuera real. El profesor le dice: tienes un don maravilloso Emilia, no se como logras esos colores tan bellos y esa transparencia que es tu toque personal.

Ella siente un gran cariño y respeto por el profesor le dice: en mis sueños lo veo así y para mí es una gran alegría el poder realizarme al darle forma y color, es como hacer de una fantasía una realidad. El profesor  un poco preocupado le dice: ¿Emilia…..No vives muy alejada de la realidad....muy encerrada en tu mundo? Realmente no lo sé, vivo con mis padres, mi familia, mis amigos, pero este mundo maravilloso que llevo adentro, me absorbe la mayor parte del tiempo. El profesor le pregunta: ¿eres feliz? Ella responde…. Creo que sí. El le pregunta: ¿y el amor Emilia? Sí, dice ella, tengo el amor de mis padres, de mi familia, de mis amigas, pero ¿el amor para formar un hogar? Ella lo mira y le contesta: ese amor no ha llegado a mi corazón. Tal vez un día llegará. El profesor le dice eres un ser muy especial. Yo vengo a invitarte para que expongas tus telas en la Galería de arte, sería un honor para mí presentarlas. Emilia se lo agradece y le dice: es verdad que me agrada ver que al mirar una tela mía sientan y sueñen junto conmigo, pero siento que pierdo parte de mí  al exhibirlos; Quisiera tenerlas siempre cerca de mí. Emilia dice el profesor, debes dejar que los demás admiren tu obra, es muy bella, no puedes guardarla para ti sola. Ella accede y le pasa algunas de sus telas al profesor para que se las lleve a la Galería de arte.

Emilia siente como si hubiese perdido una parte de si misma, sus padres la notaron triste y no quiso ir el día de la inauguración. Esta fue un éxito, las telas fueron muy celebradas y se vendieron todas. Emilia al saber la noticia creyó morir, no las vería más y no podría hacer otras iguales. Cuando su padre le entregó el dinero, ella le pidió que lo guardara en una cuenta de ahorro por si más adelante lo necesitaban, porque en ese momento ella vivía con ellos y no necesitaba nada. Como Emilia quedó tan afligida con la venta de las telas sus padres la invitaron a salir de viaje. Irían a un lago cerca de las montañas. A ella le encantaba la naturaleza y allí podría pintar.

Poco antes de partir de viaje la entrevistó un periodista que debido al éxito de la exposición averiguó su dirección y pidió hablar con Emilia.

Al presentarse el periodista, Emilia siente como una corriente eléctrica que la traspasa, sus ojos de un verde oscuro casi grises, duros e inquisidores se clavan en los ojos azules de Emilia y ella siente un temblor. Este joven la atemoriza. El se presenta, Emilia solo oye su nombre. Se llama Gonzalo y quiere saber que le ha producido el éxito de sus cuadros: Emilia se siente nerviosa pero le contesta: ha sido una gran satisfacción para mí compartir mi mundo de fantasía, formas y color con otras personas que sin conocerme lo han apreciado. Usted dice: ¡su mundo!.... ¿no es muy egoísta al no querer exhibirlos y venderlos guardándolos sólo para sí? No, dice Emilia yo no me opongo a que vean mis pinturas, lo que no quiero es venderlas porque son parte de mí, siento desprenderme de algo que me ha hecho tan feliz al realizarlos.

¿Usted no los abría vendido, aunque se vendieran a un buen precio?- No los abría vendido – no sabía del acuerdo del profesor con mis padres, creó que él dio su consentimiento, yo no fui a la exposición. ¿Por qué no fue? ¿Por timidez por temor? por que sentí que era como invadir mis sueños y no sabía como iba a reaccionar.   

¿Va a seguir pintando?  Sí…. Creo que sí…. Yo solo pinto lo que siento, está todo dentro de mí.  ¿No cree que si tiene este don podría ser más generosa y dejar que lo vean los demás? Yo no me opongo a que vean mis pinturas y se sientan tan felices al contemplarlas como yo me he sentido al hacerlas, lo único que no quiero es separarme de ellas. ¿Se podría decir que está enamorada de su arte?  ¿Le agrada la fama, el éxito? Sí me agrada el saber que otras personas han encontrado hermoso lo que yo con tanto cariño e ilusión he realizado, El compartir, me produce una gran satisfacción. Lo que no me agrada es ser interrogada en esta forma y de por hecho que nunca más concederé una entrevista. El la mira y se ríe, sus ojos pierden un poco su dureza y le dice….¡Usted me gusta Emilia!.... creo que nos volveremos a ver

El periodista se va y Emilia piensa que a pesar de lo duro e impertinente siente una gran atracción por él.

Los días que pasó en las montañas junto al lago fueron maravillosos, pintó la mayor parte del tiempo y recorrió el lugar. Todos los días caminaba junto al lago, paseaba por los campos y bosques cercanos, era un lugar lleno de belleza y paz, el cielo azul, el trino de los pájaros que revoloteaban y jugaban entre los árboles. La casa totalmente rústica era de unos amigos que los habían invitado ha pasar unos días; el tiempo buenos con sol aunque era invierno, las montañas con nieve, en la tarde prendían el fuego de la chimenea y servían la comida con pan amasado. Emilia disfrutó mucho en compañía de sus padres y sus amigos que la querían. Trató de concentrarse en sus pinturas, pero sin darse cuenta se encontró varias veces pensando en el joven periodista de ojos de acero. La había puesto nerviosa y a pesar de ser tan distinto no dejaba de pensar en él.

Cuando volvieron ya tenía varias telas. Uno muy lindo donde se veía el lago, el agua era cristalina en la orilla brillando en el fondo la arena y piedrecillas con visos dorados,  en otra tela un bosque dónde las hojas de los árboles parecían encajes en todos los tonos de verdes y en la tierra café oscura había una piedra que le daba un rayo de sol en un lado y adquiría tal transparencia que se podía ver en su interior. Sólo Emilia conseguía darle esa luz y claridad.

Un día que estaba en su taller le avisa la mamá que un joven la busca, su nombre es Gonzalo. No puede ser él otra vez. Tiene miedo de verlo,  pero a la vez siente curiosidad y deseos de estar con el periodista. Gonzalo entra al taller y le dice: que lugar tan acogedor, es un honor para mí que me reciba. Si mal no recuerdo la última vez que nos vimos me dijo que no volvería a verme. Emilia le sonríe  le tiende la mano, y le dice: Ese día yo estaba muy triste y nerviosa, creo que ahora ya me he recuperado.

¿Ha vuelto a pintar? Sí dice Emilia, estuvimos unos días afuera, en un lugar muy hermoso, los padres de mi amiga Maritza nos invitaron, fue muy agradable disfrutar de la naturaleza y la compañía de los amigos.

¿Esas dos telas son de ese lugar? Sí dice Emilia, yo me demoro para pintar porque soy muy detallista y como todo está en mi mente, puedo estar pintando la misma tela varios días.

Emilia…. ¿puedo decirle Emilia?  Quería verla nuevamente, no escribí el artículo aunque me forme una idea muy clara de su persona. No es fácil conocer a un artista la primera vez que se le ve; deseaba confirmar las primeras impresiones. Emilia inquieta le pregunta: ¿y esas impresiones son favorables a mi persona o todavía piensa que soy egoísta? Cuando lea mi artículo lo va a saber; sus pinturas son hermosas, tiene mucha imaginación y su colorido es muy especial, siendo fuerte en tonos se ve como un remanso de paz. Emilia siente que su mirada la traspasa y no desea que él llegue a su corazón, tiene miedo…. No sabe a que…. Tal vez le asusta la atracción que siente hacía él. Quita su mirada y Gonzalo nota su turbación y busca sus ojos nuevamente. ¡Emilia dice, me tiene miedo? No tiene porque temerme, yo siempre busco la verdad y usted es franca y transparente, se puede leer sus pensamientos con solo mirarla a los ojos. Emilia se siente más inquieta, no puede dejar que él se de cuenta de lo que ella siente, es muy peligroso no debió volver a hablar con él. El joven periodista se da cuenta que ella está  cada vez más inquieta y cree que es el momento de retirarse, se despide y le dice: ¿puedo volverla a ver? Quisiera invitarla  a salir conmigo, a pasear o a comer.

Emilia le contesta temerosa, casi no salgo sola, mis padres o mis amigos me acompañan, preferiría que viniera a verme y comeríamos en mi casa. El agradeció la invitación y prometió volver. Emilia no se explicaba lo que sentía, su corazón se había vuelto loco y tenía miedo, no quería reconocer que se había enamorado de él, como podía atraerla así un ser tan distinto a ella.

Pasaron los días y no supo nada de Gonzalo y aunque trataba de alejarlo de su mente, no lo conseguía. Una tarde viene Maritza y le dice: Emilia te noto diferente, ¿Qué tienes?....estás inquieta, nerviosa y hay un brillo distinto en tus ojos. Emilia no quería decir nada, ni ella misma podía explicarse lo que le sucedía, Maritza al verla, que no quería contarle nada, le dice: tengo una noticia muy linda que darte, me voy a casar antes de fin de año, quiero que asistas a mi compromiso. Emilia se alegra mucho, la felicita y le dice: has hecho una buena elección, Ignacio te adora, es inteligente y tiene un gran futuro van a ser  muy felices.

Emilia y tú ¿Cuándo te vas a enamorar? Tienes tantos admiradores, pero casi no sales; no dejes pasar el amor, que puedes perder tu oportunidad. Emilia al oír esto, siente que su corazón se detiene, ella está dejando pasar su oportunidad, porque está enamorada de Gonzalo y no quiere reconocerlo.

Pasan los días y Gonzalo la llama por teléfono, le dice que va a ir a visitarla esa tarde. Emilia le comenta a su mamá que el joven periodista vendrá en la tarde y ella lo invitó a comer porque no desea salir, cree que su casa es el lugar más tranquilo y agradable para estar con él.

La mamá la ha notado distinta y le pregunta si está interesada en Gonzalo, ella le explica que no lo sabe, siente una gran atracción por él, pero son tan distintos, hay una gran confusión entre sus pensamientos y sus sentimientos; la mamá le dice: Emilia si no estás segura, deja de verlo…. Mamá le interrumpe Emilia, quiero conocerlo, lo he visto sólo dos veces y deseo saber más de él, la mamá le dice , no quiero que sufras, si no tienes claro lo que sientes es preferible no ahondar tus sentimientos.

Esa noche Emilia estaba en su taller cuando llegó Gonzalo, la mamá lo recibió y llamó a Emilia. Ella estaba muy linda con un camisero celeste del color de sus ojos; conversaron un momento en el estar y luego pasaron al comedor. Los padres de Emilia eran muy agradables y cariñosos. Gonzalo habló poco con ellos se veía que tenía gran interés en estar a solas con Emilia y aunque ellos le hicieron varias preguntas, el les contó muy poco de su vida, viajaba mucho, siempre en busca de la noticia, prácticamente vivía en hoteles. Conocía muchos países de Europa y América. Hablaba varios idiomas y siempre estaba dispuesto a ir donde lo llamaran. Los padres de Emilia se sintieron intranquilos, pensaron que Emilia no se acostumbraría a una vida tan incierta, sin saber donde iba a estar cada día. Después de comida se quedaron a solas y Gonzalo le cuenta que tiene la oportunidad de hacer un viaje por un año o más al extranjero. Visitará varias capitales europeas, ciudades o pueblos cercanos desea que ella lo acompañe, se casarían antes de partir. Emilia queda totalmente sorprendida, apenas lo conoce, no está segura de lo que siente por él, es imposible decidir en ese momento no puede renunciar a su arte, es una aventura, siente una gran atracción por él, pero cree que necesita más tiempo para conocerlo, le dice ¡Gonzalo!.... necesito tiempo. El le responde yo no tengo tiempo, vivo el día,                 no, se si estaré el día de mañana, voy siempre donde está la noticia, es mi vida una aventura fascinante. Emilia lo mira e inquieta le dice somos muy diferentes yo necesito tranquilidad para pintar y me gusta sentirme segura en mi hogar, yo no soy de las personas que viajan de un lado para otro, deseo conocer algunos países de Europa, pero no puedo decidir un paso tan importante en mi vida sin pensarlo. ¡Emilia! Se lo que sientes por mí, tus ojos no mienten, vente conmigo seremos felices. ¡Atrévete Emilia! Tienes que madurar. Si el madurar es dejar de soñar, es renunciar a mi mundo,  a mi tranquilidad, no quiero madurar. ¡No le temas al amor Emilia! Deja tus fantasías y vive una realidad. No puedo Gonzalo, creo que estoy enamorada de ti, pero no puedo abandonar todo, yo creo en un amor muy diferente donde me pueda sentir amada y protegida y no temer a lo que va a pasar cada día.

Gonzalo se de cuenta que Emilia no accederá a casarse con él, necesita tiempo y él no puede dárselo, se va dentro de un mes. Se despide de ella y le dice: Espero tu llamado….hasta siempre Emilia. Ella siente una gran pena, sus ojos se llenan de lágrimas, vislumbró el amor y lo perdió. Los padres de Emilia se acercaron a consolarla y le dicen: si realmente te quiere volverá a buscarte, su vida no es fácil y debe ser  muy difícil seguirlo en su tren de viajes. Has hecho lo que debías Emilia, pronto lo olvidarás.

Emilia no supo más de él y al tiempo después que él se marchó, la mamá le pasa una revista y le dice: hay un artículo de Gonzalo de la entrevista que te hizo antes de partir. Emilia lo lee.

 

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EL MARAVILLOSO MUNDO DE EMILIA

 

Se ha destacado en estos días una joven artista cuyos cuadros fueron todo un éxito. Sus pinturas tienen una transparencia  que sólo ella se las puede dar. Al conocer a Emilia y mirar sus ojos celestes casi se puede llegar y admirar ese maravilloso mundo interior que ella traspasa a las telas dándole formas y color, en cada obra que pinta va dejando una parte de ella, porque está completamente enamorada de su arte y no está dispuesta por ningún motivo a perder ese mundo maravilloso.

 

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A Emilia se le llenan los ojos de lágrimas que corrieron por sus mejillas. Había dejado pasar el amor, Gonzalo se fue, tal vez algún día volvería a enamorarse y conocería realmente el amor, ahora sólo se concentraría en sus pinturas que eran una forma de expresarse y compartir todo lo que llevaba dentro. ¡Como había dicho Gonzalo “Ese mundo maravilloso de Emilia”….

 

02-Julio-1991               Elfridia

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