Entre las condesas, marquesas, duquesas y algunas damitas estaba Cristabel que era la
preferida de las costureras. La mayor de las costureras se llamaba Rosanna y la
menor se llamaba Elvira. Cristabel
llegaba donde ellas como un torbellino les trajinaba todo para saber que estaban
haciendo sacaba las telas los adornos y las hacía enojar, porque les
desordenaba sus cosas, pero cuando ellas le llamaban la atención Cristabel se
acercaba a Rosanna le daba un beso y le decía…. Yo las quiero mucho no se enojen,
en un momento le ordeno todo. Elvira reclamando le decía…ya…ya ayúdeme a
ordenar, Cristabel la abrazaba y entre las dos ordenaban las telas y piedras
preciosas que guardaban en lindos cofres para bordar los vestidos y capas. Cristabel elegía una y otra cosa casi las
volvía locas, pero al final hacían lo
que ella quería y el resultado era
maravilloso, el Traje quedaba precioso y adornaba a la linda niña en todas las
recepciones y fiestas que asistía. Algunas veces le decía a Rosanna, esta manga
está más corta que la otra y a Elvira la llamaba para decirle: hay dos botones
demás y no tienen un ojal. Rosanna le explicaba yo medí muy bien las dos mangas ¡no puede ser!
Y Elvira reclamaba, no me haga enojar,
yo no pego botones de más y hago solo los ojales que corresponden Cristabel se
reía, se acercaba a Rosanna daba unas vueltas con ella entonando un vals
y luego a Elvira la tomaba de la mano y bailaban; Al fin terminaban riéndose las tres. Rosanna y
Elvira cosían y cosían, pasaban horas sobre sus trabajos, cortando, armando, pegando
botones haciendo ojales, bordando y que felices se sentían cuando terminaban un
traje o una capa. Sus manos parecían
manos de hadas, la aguja entraba y salía de la tela dejando sus trabajos
impecables y los diseños bordados tan lindos, hojas plateadas y flores bordadas
con rubíes, zafiros, perlas y esmeraldas. Un día se anunció en el reino y fuera del
reino un gran baile en el castillo del rey; Su hijo el príncipe elegiría a su
futura esposa. Llegaron todas las damas con sus hijas donde las costureras. Ellas
le ayudaron a elegir a cada una el
modelo más adecuado, pero tenían que esperar su turno, porque el primer traje que harían sería el de la reina.
Cosieron y bordaron tenían casi todo listo, sólo le faltaba terminarlos, porque
todavía quedaba una semana para el baile Rosanna y Elvira estaban muy
extrañadas, Cristabel no había aparecido por ahí esas últimas semanas ¿qué le había pasado? Ella siempre las venía a
ver. ¿No estaría invitada al baile? Con tanto trabajo no se habían enterado de
nada. Cristabel estaba enferma y nadie sabía lo que tenía, sus padres habían
llamado a los hombres de ciencia que atendían al rey y éstos no sabían que
hacer, la fiebre no bajaba y la niña deliraba y se debilitaba,
Pasó una semana sin que Cristabel se mejorara, pero un día cuando ya todos
creían que no sanaría, Cristabel empezó a recuperarse poco a poco y al
enterarse que había una fiesta en el castillo pidió que la llevaran donde
Rosanna y Elvira. Al verlas llegar las costureras se alarmaron la notaron muy delgada
y pálida. Le preguntaron que le había pasado; Ella les contó que tuvo un
enfriamiento y había estado dos semanas en cama. Cristabel les pidió que le
hicieran el vestido para el baile, Rosanna y Elvira se miraron y pusieron cara
de pena no tenían el tiempo suficiente para hacérselo. Tenían que terminar todo
lo que habían empezado. Cristabel se puso muy triste, era una fiesta tan
especial no podía ir si no tenía un vestido nuevo para el baile. Se despidió de
ellas y se fue muy desilusionada. Las costureras quedaron preocupadas,
Cristabel no iría al baile, ellas no podían hacerle el vestido y era tan
importante asistir a esa fiesta, el príncipe podría elegirla como su esposa
¡ella era tan linda! Si no iba, otra joven sería la elegida. Esa noche, antes
de acostarse las costureras miraron la tela que estaba sobre el mesón donde
ellas cortaban los vestidos y Rosanna dice en voz alta para que Elvira la
oiga……Si los duendes terminaran todo lo que ya tenemos empezado, podríamos
hacerle el vestido a Cristabel. Elvira
le responde pero si ella no ha elegido la hechura. Rosanna la reta y le dice:
Yo sé lo que a ella le gusta, le quedaría un vestido precioso. Las dos se
miraron con pena, la querían tanto deseaban que fuera al baile y el príncipe se
casara con ella, se acostaron muy triste y se quedaron dormidas y en ese
momento llegaron los duendes que eran unos personajes pequeños muy vistosos,
con pantalones verdes hasta la rodilla, medias blancas y zapatos negros con
hebillas muy grandes, igual a la del cinturón, chaquetas rojas y sombreros
negros. Los duendes tomaron los vestidos y cantando una canción muy alegre
empezaron a coser:
“Coser, coser y coser Para terminar,
Todo lo empezado
Tendrás que acabar, Lara- Lara- Lara-
Todo lo empezado, Tendrás que acabar”
Y así lo repetían una y otra vez hasta que terminaron
todos los trabajos mientras las costureras dormían. Al colgar los vestidos, los
encontraron tan lindos que empezaron a bailar con ellos, era un espectáculo
verlos, parecía un gran baile, las sedas, terciopelos y tules se veían hermosos
y los bordados de piedras preciosas despedían miles de pequeñas luces de todos
colores. Bailaron hasta el amanecer,
entonces colgaron todos los vestidos en sus perchas y se fueron felices. Al
otro día al levantarse las costureras, encontraron todos los vestidos
terminados. Ellas se pusieron muy contentas y en ese mismo momento empezaron a
cortar y armar el vestido para Cristabel; La tela era de un raso celeste del
color de sus ojos la bordaron con hilos de plata, zafiros y perlas, cuando
estuvo listo la llamaron para probárselo. Cristabel estaba feliz sus dos
costureras adoradas le habían hecho el vestido; Iría al baile gracias a ellas
les dio un beso y un abrazo a cada una. Los duendes estaban felices de haber
ayudado a las costureras. El día de la
fiesta todo el castillo estaba regiamente arreglado con adornos y luces; El rey
y la reina recibían a los invitados; El príncipe saludaba a cada joven que iba
llegando. Al entrar Cristabel con sus
padres el príncipe quedó admirado, era tan linda él recordaba haberla visto
algunas veces, pero ahora estaba preciosa. Sus ojos celestes, su cabello rubio
trenzado con perlas y zafiros azules, su vestido llamó la atención de todos
estaba bordado con hilos de plata y perlas alrededor del escote y el ruedo;
Pequeñas flores de zafiros le daban el último toque que hacían resaltar aún más
la belleza de Cristabel. El príncipe la
saluda y la invita a iniciar el baile le toma la mano y se deslizaron
suavemente por el salón sus ojos no dejan de mirarse, desapareciendo todo lo
demás, sentían una atracción tan fuerte entre los dos que en ese momento sólo
existía el uno para el otro. Los reyes estaban felices no así las otras damas
que no se conformaban que el príncipe hubiese elegido a Cristabel sin mirarlas
a ellas. Cristabel le contó al príncipe lo que habían hecho las costureras por
ella y el príncipe ofreció ir a verlas para agradecerle su atención. A los
pocos días después del baile fueron el príncipe y Cristabel a visitar a las
costureras y le llevaron hermosos regalos; Cristabel les pidió que le hicieran
su vestido de novia y las invitó a la ceremonia, ellas prometieron hacerlo e
irían a la boda.
El príncipe y Cristabel se casaron y la fiesta fue muy
linda el vestido de ella era maravilloso no había palabras para describirlo,
llevaba una coronita de brillantes que le había regalado el rey y en sus manos
una rosa blanca que despedía su perfume a cada paso que ella daba.
Rosanna y Elvira se sentían muy contentas, ellas
habían hecho el vestido para Cristabel a quien tanto querían; con la ayuda de
los duendes y el príncipe había elegido a su princesa
23- Abril- 1991 Elfridia
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