Una niña soñó y deseó muchas cosas y a medida que el tiempo pasaba fue realizándolas; sentimientos, pensamientos, emociones maravillosas que sintió y atesoro en su interior.
Con los años fue llegando la tranquilidad y pudo aún disfrutar en el recuerdo esos momentos felices de su vida, su alma de niña se había quedado en el tiempo, sentía la dulzura e inocencia de su niñez, amor, pasión e ilusión de su juventud, la plenitud del matrimonio y los hijos en la edad adulta y el remanso, el oasis en su madurez.
Al evocar momentos de su vida, los recuerdos la emocionan, tal vez en el momento que los vivió no se dio cuenta de todo lo bello, pero su mente los captó y los valoró a través del tiempo en todos sus detalles. Que maravilla volver a sentir la alegría de recibir el primer juguete que tuvo conciencia, la primera palabra de cariño, la seguridad de sus padres, aprender a vivir con la ayuda de todos y todo lo que la rodea, su alma de niña se quedó en el tiempo.
Jardines floridos, el sonido del agua que corre cantando entre las rocas, cielos azules maravillosos que al terminar el día, al irse el sol se convierten en arreboles casi rojos; tantos colores de la naturaleza; el verde de los árboles, de los prados, de los campos, sus ojos lo admiraron y guardaron.
Que dicha siente su alma al traerlos de nuevo a su mente, puede volver a vivir en el recuerdo lo que más le ha agradado y también disfrutar en el presente con su alma de niña que se quedó en el tiempo.
Elfridia
07-Noviembre-1990
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